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Tuesday, December 17, 2013

Tiro Libre (la historia de Jason Collins)


Su fuerte no son los rebotes. Tampoco anotar puntos. En la temporada que acaba de terminar (2012-2013) tuvo un muy deficiente récord de cestas y su tiempo con el balón en la mano estuvo por debajo del promedio de la NBA. Su juego es uno brusco. De resistencia. “D-FENSE!”, le gritarían desde las gradas. Sus habilidades como defensa son extraordinarias. Jugadores con este tipo de estadísticas no son normalmente los que saltan a la fama mundial, ni los que acaparan la atención de los medios de comunicación y, sin embargo, si un nombre será asociado al año 2013 en la historia del deporte profesional, probablemente sea el de Jason Collins.

*** 

Cuando el editor de Sports Illustrated recibió la noticia que un jugador activo de la NBA los estaba contactando para anunciar públicamente que era homosexual, ordenó que la información fuera manejada con absoluto hermetismo. Entendió que la única manera de evitar filtraciones y poder asegurar el tubazo, sería si el anuncio se hacía a través de la página web de la revista antes de que saliera la edición en papel. 

Friday, October 7, 2011

Jobs

"My model for business is The Beatles. They were four guys who kept each other's kind of negative tendencies in check. They balanced each other and the total was greater than the sum of the parts. That's how I see business: great things in business are never done by one person, they're done by a team of people."

Steve Jobs (1955-2011)
 
Para leer mi post al respecto click aquí: Adiós al forjador de futuros

Tuesday, February 22, 2011

Ayer fue mi cumple


Confieso que siempre le he tenido terror a que mi cumpleaños pase por debajo de la mesa. Que al levantarme por la mañana esperando el acostumbrado enhorabuena, mi gente me trate como si fuera cualquier hijo de vecina y que transcurriera todo el día como si estuviese pintado en la pared. A las 12:01, anunciaría con el guarapo aguado, que ayer fue mi cumpleaños. Una fantasia masoquista que me ha perseguido desde el huevo o la gallina. Pero peor, mucho peor, es estar en el papel de quien no recuerda el cumpleaños de un ser querido. Pues me acaba de pasar, aunque no se trata de un ser y todavía no he decidido si lo quiero. Ayer se cumplió un año de la publicación del primer post en este blog. Ayer cumplió años Nixon Vega. Bueno... eso no es del todo cierto, Nixon Vega es más viejo que el blog. Los orígenes del señor Vega se remontan a, por lo menos dos años. La verdad, eso tampoco es cierto. Nixon Vega fue bautizado hace dos años, pero tiene, por lo menos, seis años dando vueltas en mi cabeza.

Nixon Vega de la Vega, un personaje criollo atrapado en el extranjero, con suficientes conocimientos de cultura pop como para ocultar, temporalmente, su humilde pasado y fallas idiosincráticas; fue el personaje principal del primer cuento que escribí. Mejor dicho, el primer cuento que terminé. Ese cuento no lo encontrarán en el blog y solo unos pocos (privilegiados) han posado sus ojos sobre él. Nixon Vega no es un alter ego ni tampoco un pseudónimo, no es más que la voz que encontré para surtir este blog de… lo que sea. Lo de International Man of Misery si era una referencia directa a mí mientras estaba viviendo en el extranjero, añorando, paradójicamente, nuestra miserable y amada tierra. Admito que varias veces he estado a punto de cambiar el nombre, el proveedor, la dirección, de cerrarlo para abrir uno nuevo y/o asesinar al Sr. Vega; pero de hacerlo quizás caería de nuevo en el circulo vicioso de la incertidumbre, ya que, todavía no sé de que va este “proyecto.” En fin, dejémoslo de ese tamaño y que siga la habladera de paja.

Feliz cumpleaños, Molly Ringwald. Tarde pero seguro.  

Thursday, February 10, 2011

Tululo III


Existe un extraño sentimiento que se encuentra entre el deja vu y los celos, cuando nos encontramos con alguna obra que describe exactamente lo que sentimos en un momento determinado o que simplemente parece tratarse de una fotocopia de nuestra imaginación. Me ha pasado con películas, canciones de Bob Dylan y recienntemente con la novela de Nick Hornby, High Fidelity. Hoy me llegó por e-mail un texto escaneado de algún periódico español escrito por Francisco García Pérez y publicado en su columna "Lo que hay que oir" el 27 de abril de 2006.

A continuación, una crónica que debí escribir yo. Aplica para Andalucía igual que para Sabaneta de Barinas y Machurucuto.


"La profesora echó un vistazo por el ventanuco desde el que se divisaba una esquina de La Caleta de Cádiz. Daba clase en un colegio de la provincia, y, aunque era sevillana cerrada, los gaditanos le encantaban. Encima de la mesa de su estudio, unos cien exámenes para corregir. No se dejó invadir por la pereza, se sirvió un té frío y se sentó a la tarea. Antes, una última ojeada a la luz inmensa sobre el mar.

Los ejercicios, 4.º de la ESO, trataban sobre las lenguas peninsulares y alguna cuestión de cultura general que había conseguido ir metiendo con calzador a los chavales: un poco de arte, unas pinceladas de historia.

Leyó el primero: «Los versos utilizados en España antes del Renacimiento eran, mayormente, el dodecaedro y el octoedro». ¡Virgen Santa del Rocío! Tachó la respuesta, pero incorporó un «jajajá» con el rotulador rojo en el margen. No se desmoronó. En el tercero de los folios, se afirmaba literalmente: «El euskera es una lengua bilingüe». Se quitó las gafas, se masajeó las sienes: no podía ser cierto. Pero lo era, porque, según otro alumno: «El euskera se cree que llegó del Cáucaso [sic] con una familia de inmigrantes». Y todo ello, claro, escrito en lo que quería ser un andaluz fonético. Por ejemplo: «El gallego es de origen griego derivado del latín», que aparecía como «er gayego e dorihen jriego deribao der latín».

De pronto, una respuesta le hizo fijar su atención de modo especial: «Tululo III». Allí estaba, como contestación a la pregunta número 12. «Tululo III». ¿Tululo Tercero?, se preguntó, ¿pero cuándo hablé yo de un Tululo Tercero? ¿Qué habría entendido aquella alma cándida? Preocupada, repasó la lista de reyes, de papas. ¿Tululo Tercero? ¿Acaso había querido decir Tululo Tres? Es posible, pero ¿quién es Tululo Tres, en todo caso? Ya está, pensó, este elemento metió aquí a algún cantante de moda o a algún personaje de «Gran hermano», a algún Camilo Sesto moderno, armándose un taco. Se preparó otro té, más frío aún. Sonrió recordando aquel gazapo de un periódico que puso como pie de foto «Inocencio Díez» bajo una reproducción del retrato velazqueño del Papa Inocencio X.

Ahí fue cuando se le encendió la bombilla. Recordaba, en efecto, haber explicado algo de pintores famosos en una de las clases. Recordó enseguida que había insistido mucho en que prestaran atención, que aquello iba a ser asimismo materia de examen, que guardaran silencio. Sí, incluso había llevado diapositivas al aula. La intuición le fue creciendo dentro como un irresistible golpe de mar. Algo tenía que ver el «Tululo III» de los demonios con aquella jornada. Algo, pero qué. Agitada, fue en busca de la cartera donde guardaba las preguntas del examen que había puesto. Encontró la de marras y aún quedó más perpleja. La había formulado así: «Escribe el nombre de algún pintor francés famoso». Y Tululo III ¿qué tenía que ver con eso? Ella misma fue repasando en su memoria los artistas franceses: Monet, Manet, Pissarro, Sisley, Morisot, Delacroix, Renoir, Cézanne, Gauguin.

Cuando cayó en la cuenta, hubo de sentarse de golpe en el sofá. Aquella clase se le vino al punto, imagen tras imagen, palabra tras palabra: «A ver, niños, hoy vamos a estudiar a un pintor muy bohemio y muy bueno que se llama Toulouse Lautrec». Y, claro, ¿cómo pronuncia esa frase una sevillana adoptada por Cádiz? Muy sencillo: «Vamo a estudiá a un pintó mu bohemio y mu güeno que ze yama Tululotré». Y el niño, sabedor de Felipes III, de Carlos III, de Abderramanes III, de tanta gente que ha sido III en la historia, no tuvo duda al copiar en su cuaderno el nombre del artista: «Tululo III». ¡Ole y ole, chaval!"

Tuesday, November 23, 2010

Sobre Brujas y Troles

Para leer mi último escrito en Prodavinci, click aquí: Sobre Brujas y Troles. Una breve nota sobre los demonios que enfrentan los escritores, adornado con un poco de self-deprecating humor.

Monday, May 31, 2010

Bobby and the Diablo*



Bobby: A thin and scruffy looking black 18 year old.

Man: A tall middle aged man in a suit. Round spectacles, long hair and a distinctive English accent.


[It is a dark night. As Bobby is crossing the park to get to the subway, he encounters a tall well dressed man at one of the crossroads.]


Man: Mind giving a friend the time?

Bobby: 4:03

Man: Atta boy, I wonder what a kid like you is doing at such an inappropriate hour in such an inappropriate place.

Bobby: Just walking through. And if you don’t mind I’ve got to…

Man: Come on lad I’ll share a smoke with ya.

Bobby: Mmm…what the hell it’s been a rough night.

[The man hands Bobby a cigarette]

Man: So where are you going at this time of night.

Bobby: Going back home from work. Or, what used to be work anyway.

Man: Got canned I recon?

Bobby: Yup, 4th time this year.

Man: I see. [Short pause] Couldn’t help but notice that fine instrument you carry strapped to your back, you a musician?

Bobby: This? Just an old guitar sir. Supposed to help me win the bread.

Man: Old guitar, heh? Mind if I take a look at it?

[Bobby passes the guitar to the Man]

Man: Thank you boy. [Inspects it] It’s a nice axe, not like those bloody synthetic clones they do nowadays. Been a while since I’ve seen one like this.

Bobby: If you like it, it’s yours. I don’t seem to find any use for the darned thing.

Man: Well it just needs a little tuning is all [Man starts tuning the guitar] you know what they say, don’t you boy? It is not the axe but the man holding it.

Bobby: I wish you didn’t call me boy anymore.

Man: Sorry I stand corrected, but I thought that’s what you were.

Bobby: But you are right, it’s not the guitar it is I who stinks.

Man: I’m sorry. I didn’t mean to sound like a wanker.

Bobby: Never mind. Could you please give me my guitar back, I have to get back on my way.

Man: Hold on lad, let me finish tuning this girl, it’ll be just a second.

Bobby: OK

Man: So you are no good at all.

Bobby: Really, not at all.

Man: So you would fancy not to stink, I recon?

Bobby: Indeed sir.

Man: How bad?

Bobby: Bad sir. I would give anything.

Man: Anything? That’s a dangerous thing to say lad.

Bobby: Just a figure of speech.

Man: What if I told you I could make you a Legend? What if I told you that you could inspire musicians all around the world, long after you are gone? And that your story would never grow old and would not die, as legends never do.

Bobby: A Legend, Sir? Ha, I ‘d love to see you try. Its impossible, you couldn’t. I really stink.

Man: Ok, fair enough. Let’s say, just for the heck of it, I could. What would you give?

Bobby: I don’t have money sir, just this old guitar.

Man: I already know that, if you had any money we wouldn’t be having this conversation. Wouldn’t we? Try again.

Bobby: I would give my life sir.

Man: Your life?? What’s the point on giving your life? If you give your life you wouldn’t be able to play. And life is the most precious thing one could have, I’d never ask you to give away the most precious thing you have.

Bobby: Well I didn’t mean my life as MY Life, you know? Sometimes we just throw words into the air with no meaning at all.

Man: Well let’s give meaning to your words then.

Bobby: [Laughing] I guess that besides this relic of a guitar all I have is my word.

Man: Good to know. Then, what would you give?

Bobby: My word??

Man: No lad, let’s just say your word is the guaranty.

Bobby: Where is this going?

Man: Think larger than life, but not as precious to you right now, perhaps something I could collect later, something valuable but something for which you don’t have much use.

Bobby: Sir I told you already I don’t have any money. This is ridiculous, I don’t know you and I don’t know why I’m still talking to you.

Man: Yet you still are. I can tell you are curious. What would you give? I’m sure you have a family. A mother perhaps? A sister? They’re probably hungry, struggling, are they? Times are hard and there are no jobs lying around no more. And you, just a teenager had to become the man of the house. What do you think your people will have to do for food now that you don’t have a job? So? What would you give to become the man you are supposed to?

Bobby: I don’t know sir, you are upsetting me, I don’t… I guess I’d give my heart and soul.

Man: [with a big smile] AAAHHHHH , know we are talking.

Bobby: My heart? I don’t understand. I’m not into that kind of stuff if that’s what your thinking.

Man: Hell boy you are such a fool. Your soul! There is no music without soul.

Bobby: My soul sir??

Man: You sure are making this hard lad.

Bobby: And you sure are making this weird sir.

Man: It’s like this road you’ve been walking in, you came to a crossroad and now you have to make a choice.

Bobby: Choice? I know where I’m going 72 st, then the subway, then Harlem.

Man: Exactly, you know right were you are going. And putting your soul into your music sounds just about right too, wouldn’t you agree with me now boy?

Bobby: Yeah I guess you are right about that. No soul, no music.

Man: That’s wonderful, seems like we have an accord. Here’s your guitar.

Bobby: Feels different.

Man: It’s your same guitar, just the right tuning.

Bobby: I best be going.

Man: Ok lad it was a delightful chat. Enjoy your life and I’m sure we’ll se each other on the flip side soon enough.

Bobby: Would you tell me your name sir?

Man: Name? [Laughing] Wouldn’t you want to know? I go by many names and by no name at all. I can tell you this much though, I am quite pleased to have met you Bobby boy.

Bobby: Well it was a pleasure sir.

[Bobby turns, walks a couple of steps, and with an incredulous look in his face, quickly turns back.]

Bobby: How did you know my???

[The man is gone]


*Esto es un pequeño ejercicio de playwriting que hice hace algunos meses. Es buena práctica para ayudar a desarrollar la acción a traves del diálogo. Esta pieza esta ligeramente basada en la leyenda de Robert Johnson, personaje clave en el desarrollo de la guitarra bluesera y sobre quien pienso escribir algo más completo en el futuro.


Saturday, May 29, 2010

Oh the shark has...

Hoy es Mack the Knife. Pedro Navaja se quedó en Caracas. Se baña. Se Afeita. Se ve en el espejo y hace una mueca. Quizás esa le sirva hoy. Camina hacia el cuarto. Está hecho un desastre. No importa. Sabe perfectamente donde está todo lo que necesita. Secretamente ya se había creado todo un outfit en la cabeza. Ni mucho ni poco. Elegante, sencillo, sexy. Como si no lo hubiera hecho a propósito. Coge una franela gris manga larga cuello en V, blue jeans usados (sin lavar por cierto), un blazer deportivo marrón y un par de zapatos nuevos. Se necesitan buenos zapatos. De último una bufanda enrollada de forma descuidada con todo el cuidado del mundo. Cartera, cigarros, condón, célular, llaves, ipod. Se catea todo el cuerpo y se da cuenta que todo está en su sitio. Una vez más frente al espejo, se pasa la mano por el pelo, colonia y arranca sin voltear.

No hace mucho frío pero lo suficiente como para que la chaqueta no se vea demás. Comienza a caminar. Frank Sinatra Duets, número trés, siempre le gustó esa versión con Jimmy Buffet. Play, empieza la música y cámina como si fuera a tragarse al mundo. Cada pasó afincado como si quisiera dejar su rastro marcado en el concreto al caminar. "Él pasó por aquí," dirán. Camina al ritmo de la música creandose mil historias de lo que esta noche pasará.

74, 73, 72, 71 cada cuadra pasa a una velocidad surreal. Son las 10 de la noche hay gente en la calle.

Thursday, April 29, 2010

Yo creo


“Bueno, en la guerra fría una espía rusa dejaba su cuerpo en el Kremlin y su alma viajaba para escuchar conversaciones y leer papeles secretos en el Pentágono.” Mientras las palabras salían de su boca me miraba fijamente a los ojos, tan seria era su mirada que rayaba en lo desquiciada. No estaba jodiendo.
Yo no dije nada. Fueron mis ojos incrédulos los que me delataron.

“Es en serio ¿No sabías?” insistió.

Silencio. “¿Acaso tenía que saberlo?”

“Pero si todo el mundo lo sabe.”

“De bolas y todo el mundo sabe que Superman vuela ¿De donde sacaste esa vaina? ¿George Clooney no hizo una película de eso hace poco?”

“No me digas ¿de dónde sacaste esa vaina? así como que me lo inventé, me lo dijo Moshé Mizrahi, el Rabino ese que es bien amigo de mis padres.”

“Ah ok…”

No quise decir más, no quería enfrascarme en una discusión boba sobre religión que no llegaría a ninguna parte. No entendí como un Rabino mezclaba temas sobrenaturales con enseñanzas de la Torah para convencer a esta boba de la existencia del alma y reforzar su fe. Hice como si viera el reloj y dije que se me hacía tarde. Un último trago de café, 5 dólares para cubrir la cuenta con una propina mediocre, un beso y le mentí con un “hasta luego.” Aloha Astrid, no mas niñas tontas.

Caminé con el paso que esta ciudad me enseñó para llegar a la estación de la 14 lo antes posible. El sol, vengándose de mi por la noche de juerga, me mostraba que ya se acercaba el mediodía. En realidad si iba tarde. Aparte de haberme pasado la mañana oyendo sandeces, ahora me iba a perder el principio del partido. Bajé las escaleras corriendo, refilié mi tarjeta del metro y entre a esperar mi tren de la línea C. Mientras esperaba resignado a perderme el principio del juego, pensaba en lo ingenua que era Astrid y lo fácil que la gente me decepcionaba. ¿Sería que los judíos eran más inocentes que nosotros? Imposible, ellos mandaron a guindar a Cristo. Yo me críe católico y jamás me tragaría algo que me diga un cura solo porque es cura.

Aunque ahí está el episodio del Padre Pablo. Mil veces peor que la coneja de Astrid creyendo en super espías clarividentes y mil veces peor que George Clooney creyéndose Jedi. Las misas del padre Pablo eran como revivals de negros del sur de los Estados Unidos. Con la diferencia que las viejas que daban sus testimonios y los adolescentes a los que “salvaba” eran gente de la alta sociedad caraqueña. El tipo tenía fans y hasta groupies cual Rock Star. Con un estilo moderno y tremenda labia se los embolsillo a todos peor que aquel coñoemadre que se hizo pasar por Jeque y estafo a un pocotón de gente en Caracas. Y lo peor es que al final del peo tuvo las santas bolas de burlarse de todos en aquella entrevista que le hizo la Poleo, la Salazar o la Pacheco, una de esas.

Es increíble la cantidad de gente que se creyó que el tipo hablaba con Dios y tal. Si fuesen buenos cristianos deberían darse ramazos todas las noches pidiendo perdón por andar creyendo en falsos profetas. Y en cuanto a Pablo, sinceramente espero que lo metan en la jaula de los curas pedófilos en el infierno. Si es que el infierno existe. Pero no importa, si el Diablo no lo agarra, Karma no se lo pela.

El metro llegó por fin. Se tardó demasiado y me amargué más porque estaba seguro que no iba a llegar a la hora.

Sentado en mi sillita de plástico, oyendo el Lado Oscuro de la Luna por millonésima vez, algo me desconcentró de mi juego de Bricks. Un junkie, probablemente producto de la peor parte del Bronx, andaba pidiendo plata. Molestó a todas las personas del vagón e indiferentemente de si le daban un Dólar, 25 centavos o un simple Fuck off! A todos les respondía con una bendición God Bless You! Cuando se me acercó me hice el autista y el tipo siguió, seguramente mentándome la madre con un God Bless You! Paramos en Columbus Circle y el tipo se bajó balbuceando pasajes de la Biblia.

Hace años leí un artículo de Vargas Llosa donde decía, en dos platos, que el fanatismo religioso y la narcodependencia eran como primos. El artículo no hacía referencia al Católico de todos los días que va a misa los domingos y que por las noches antes de acostarse lanza una oración porsia las moscas. Se refería más bien a las organizaciones “Cristianas” que van cazando reclutas a lo loco para “salvar” al mundo. Argumentaba que a esta gente les encantaban los drogadictos, porque la debilidad de carácter que los había hecho caer en las drogas los convertía en el target perfecto de su obra. Y en efecto, a la final éstos terminaban siendo los más fanáticos de todos. La razón de esto posiblemente se debe a la inseguridad inherente a la condición humana que en algunas personas es más fuerte que en otras. La gente insegura cree cualquier cosa porque les hace falta.

Pero creer no tiene nada de malo, el problema es creer lo que sea y no oírse a uno mismo.

En el Principio Dios dijo “hágase la luz” y se prendió un bombillo. Creó al hombre a su imagen y semejanza, o… ¿fue al revés? Todas las culturas han hecho a dios uno de los suyos, que soberbia. Ese es el verdadero pecado. Y el problema está precisamente en ese Babel de religiones donde todos tratan de imponer la suya, como si en el fondo eso fuese lo importante. Es ahí donde creer demasiado se convierte en un problema. Se pierde el foco y terminamos lanzándonos bombas y peleando por una parcela en el paraíso. En el fondo lo único que importa es la tolerancia. El sentido común nos dice que, o todos estamos equivocados o todos estamos en lo cierto. Independientemente de cual sea la respuesta, vamos juntos en el mismo barco.

¿Pero quién o qué es Dios? Ni idea. Yo simplemente creo que son demasiadas casualidades para ser una casualidad.

Caminé del metro a la casa mentando madre y convencido de que me había perdido el principio del juego.

Llegué a la casa 5 minutos antes del pitazo inicial.

Hay gente que se pasa la vida pidiéndole cosas a Dios, otros nos la pasamos tratando de engañar a Murphy a punta de Kabbalah.

Monday, March 22, 2010

The Lesson

Peggy Garrison an amazing poet and short story writer, when asked about censorship and finding your inner voice, responded with a quote from one of her students:

“There’s a witch near my ear riding shotgun-
trying to pick off my sentences before they can crawl to the page.”

Her eyes almost rolled back as she spoke the words, the lines in her face and the determination in her voice kept us from laughing. She had made this her mantra many years ago when an unsung student surprised her with it and we made it ours just because she told us to.

Monday, March 1, 2010

Chariot of the Sun

The asphalt is hot and crackled. Must be at least 100 years old. The road is infinite and it bears the stains and scars of abandonment. It separates the mountain from the sea and runs from east to west like a bleeding equatorial line. The mountain is huge, overwhelming even. As it meets the ocean, a fight between the white foam and massive rocks is revealed. The fight turns into a fading dance.

The sound of the rolling surf crashing with the mountain provides the perfect soundtrack. On the stereo a Bob Dylan cassette has been playing for uncountable hours now, from side A to side B, tirelessly.

A diagonal tear runs across the dashboard with several duck tape reparations along its way. Below the stereo an ashtray full of cigarette butts of different brands is barely holding on.

In the back seat lies my only companion, an old Gibson Lespaul. Though it has not been plugged since a lifetime ago, all I need is the tinkling sound of its lifeless strings as I pick on them with the tip of my fingers. I feel her staring right into the back of my neck, judging me. Wondering why no current runs anymore through her steel strings. Along with the guitar an old Adidas bag containing a bunch of dirty old rags one could call clothes. Under, the remains of a previous life that no longer is.

The cabin is dirty and has a funny smell, the smell of thousands air fresheners blended with heavy smoking. New car smell one could say.

The truck is old, strong, reliable and familiar. The color is white, or anyway it used to be. It has seen so many sunsets that it has caught a yellowish tone. It has no brand anymore for it holds parts from countless old machines. No branding, just like a wild horse. It is one of a kind.

It remembers me of the old man. Although the truck was so ridiculously looking it made him proud. Papa put it together all by himself. It was his most cherished possession. His own mechanical modern Prometheus. I remember the look on his face whenever he turned the keys and after a short screeching sound the engine would start. As if no one expected that it was going to happen and he surprised us once again.

When I was boy I used to admire the old truck, I daydreamed of driving it. Well into my twenties I despised it. Never understood why my father kept it around for so many years, and yet, here it was, taking me to what would be the most significant journey in my insignificant existence.

The seats are a cheap imitation of leather to which I have become fairly accustomed. On the copilot’s seat lies an old road map full of annotations, directions and phone numbers that will be dialed no more. Along with the map, empty paper bags where different sorts of greasy and unhealthy food used to be wrapped and empty beer bottles provide proper decorations.

I plunge my foot into the gas and feel the engine roar softly into cruise speed. Suddenly the asphalt road ends. A small ledge gives way to a dirt road. As the car swooshes from one road to the other, I feel as if the truck were floating. The dirt is way softer than the asphalt. Without looking in the rear view mirror, I know that a huge cloud of dirt is following me. I imagine how it would look from above. Through the salt covered windshield I notice how perfect an angle the mountain and the sea form. I feel the tempest I’m leaving behind. Dark gray clouds, heavy rain and lightning, contrast with the blue skies that lie ahead.

An old single fin surfboard is strapped to the roof, its color matches the truck’s and yet its significance is completely different. This was the first thing that was ever truly mine.

It is as if I were playing one of those cheesy games in which you have to pick four things to take to the end of the world.

The truck, other than knowing were I’m going to, is the most reliable piece of machinery in earth, “simple mechanics will never let you down,” the old man would say.

The guitar is company. Someone once told me you are never alone if you choose the company of a musical instrument. Plus, she never talks back unless I want her to.

The surfboard above my head is my own personal church.

And the tape (Dylan). The tape reminds me of her.

As the sun starts setting on the uneven horizon, color starts blasting all over the sky tainting it in different tones of red, yellow and green. I am blinded. The cabin is filled with the weary light of the late afternoon, and the sun while hurting my eyes, gently warms my face. Beams of color are shot directly into the storm in my back, morphing all those different shades of gray into an immense surrealist painting.

I feel like Apollo riding my burning chariot into the sun.

As I steadily hold my course, Mr. Dylan once again says, “it’s all over now Baby Blue” and I smile, for I don’t know what lies ahead.

Never thought that going back would feel like moving forward.

Sunday, February 21, 2010

A place to write


I’ve been looking for a place to write
Nothing here, nothing there
Nothing I could use tonight
Nothing I could use to write
Mi Mac ha pasado incontables días sin apagarse. Todo en un letargo eterno esperando que me caiga del cielo el escritorio perfecto. Un escritorio perfecto como aquella mesita de madera donde Hemingway gozó golpeando las teclas de su máquina de escribir. Aquella mesita que vi desde el otro lado de una reja como si fuera un preso viendo la libertad. Así me sentía. Como un preso. Sin poder escribir. Lleno de ansiedad y el sentimiento del tigre dentro de la jaula que no vacila en darse golpes contra los tubos en búsqueda de la muerte que le alivie de su sufrimiento. Ahí parado en mi prisión al aire libre envidié al viejo. Le envidié el pequeño escritorio con la pequeña silla de madera. Su pequeña silla incómoda cuya comodidad secreta solamente conocía el y nadie más. Vi alrededor y lo imagine escribiendo. Cómodo y felizmente atormentado por todas esas ideas que tenían un sitio por donde salir. Un sitio limpio, o no tanto, pero bien alumbrado, donde escribir. Mientras golpeo las teclas de mi Mac siento como me voy desinflando de la histeria mental que tengo. Sin embargo, sigo pensando en ese piso de arcilla y esa habitación con cuatro ventanas, bien fresca y bien alumbrada. Lo envidio, y la quiero para mi. Luego me pregunto si todos los grandes escritores tenían vidas trágicas y llenas de aventuras, llenas de historias que valen la pena contar y si la mía pudiese servir de inspiración. Luego pienso en los ermitaños que alguna vez conocieron la abundancia de la cultura del mundo y un día se encerraron a escribir a lo Corín Tellado, sentados solos, frente a frente con su imaginación, en una pequeña mesa de madera con una pequeña silla incomoda en una pequeña habitación con cuatro ventanas. He conocido varios lugares así. Y a pesar de que ando errante, a pesar de que me he convertido en un viajante y no tengo donde escribir, llevo mi Mac bajo el brazo y todos esos sitios por dentro. Una silla en un balcón de concreto con vista al mar. Aquél hall sin paredes donde el Ávila desafiante te refresca sin permiso. Una vieja casa de campo en un valle que el tiempo olvidó. El banquito en el parque. El llano de Jorge. Aquél jardincito verde en medio del caos. Y cómo olvidar el apartamento de Paris, donde me enamoré de escribir.
Heme aquí.