Thursday, April 29, 2010

Yo creo


“Bueno, en la guerra fría una espía rusa dejaba su cuerpo en el Kremlin y su alma viajaba para escuchar conversaciones y leer papeles secretos en el Pentágono.” Mientras las palabras salían de su boca me miraba fijamente a los ojos, tan seria era su mirada que rayaba en lo desquiciada. No estaba jodiendo.
Yo no dije nada. Fueron mis ojos incrédulos los que me delataron.

“Es en serio ¿No sabías?” insistió.

Silencio. “¿Acaso tenía que saberlo?”

“Pero si todo el mundo lo sabe.”

“De bolas y todo el mundo sabe que Superman vuela ¿De donde sacaste esa vaina? ¿George Clooney no hizo una película de eso hace poco?”

“No me digas ¿de dónde sacaste esa vaina? así como que me lo inventé, me lo dijo Moshé Mizrahi, el Rabino ese que es bien amigo de mis padres.”

“Ah ok…”

No quise decir más, no quería enfrascarme en una discusión boba sobre religión que no llegaría a ninguna parte. No entendí como un Rabino mezclaba temas sobrenaturales con enseñanzas de la Torah para convencer a esta boba de la existencia del alma y reforzar su fe. Hice como si viera el reloj y dije que se me hacía tarde. Un último trago de café, 5 dólares para cubrir la cuenta con una propina mediocre, un beso y le mentí con un “hasta luego.” Aloha Astrid, no mas niñas tontas.

Caminé con el paso que esta ciudad me enseñó para llegar a la estación de la 14 lo antes posible. El sol, vengándose de mi por la noche de juerga, me mostraba que ya se acercaba el mediodía. En realidad si iba tarde. Aparte de haberme pasado la mañana oyendo sandeces, ahora me iba a perder el principio del partido. Bajé las escaleras corriendo, refilié mi tarjeta del metro y entre a esperar mi tren de la línea C. Mientras esperaba resignado a perderme el principio del juego, pensaba en lo ingenua que era Astrid y lo fácil que la gente me decepcionaba. ¿Sería que los judíos eran más inocentes que nosotros? Imposible, ellos mandaron a guindar a Cristo. Yo me críe católico y jamás me tragaría algo que me diga un cura solo porque es cura.

Aunque ahí está el episodio del Padre Pablo. Mil veces peor que la coneja de Astrid creyendo en super espías clarividentes y mil veces peor que George Clooney creyéndose Jedi. Las misas del padre Pablo eran como revivals de negros del sur de los Estados Unidos. Con la diferencia que las viejas que daban sus testimonios y los adolescentes a los que “salvaba” eran gente de la alta sociedad caraqueña. El tipo tenía fans y hasta groupies cual Rock Star. Con un estilo moderno y tremenda labia se los embolsillo a todos peor que aquel coñoemadre que se hizo pasar por Jeque y estafo a un pocotón de gente en Caracas. Y lo peor es que al final del peo tuvo las santas bolas de burlarse de todos en aquella entrevista que le hizo la Poleo, la Salazar o la Pacheco, una de esas.

Es increíble la cantidad de gente que se creyó que el tipo hablaba con Dios y tal. Si fuesen buenos cristianos deberían darse ramazos todas las noches pidiendo perdón por andar creyendo en falsos profetas. Y en cuanto a Pablo, sinceramente espero que lo metan en la jaula de los curas pedófilos en el infierno. Si es que el infierno existe. Pero no importa, si el Diablo no lo agarra, Karma no se lo pela.

El metro llegó por fin. Se tardó demasiado y me amargué más porque estaba seguro que no iba a llegar a la hora.

Sentado en mi sillita de plástico, oyendo el Lado Oscuro de la Luna por millonésima vez, algo me desconcentró de mi juego de Bricks. Un junkie, probablemente producto de la peor parte del Bronx, andaba pidiendo plata. Molestó a todas las personas del vagón e indiferentemente de si le daban un Dólar, 25 centavos o un simple Fuck off! A todos les respondía con una bendición God Bless You! Cuando se me acercó me hice el autista y el tipo siguió, seguramente mentándome la madre con un God Bless You! Paramos en Columbus Circle y el tipo se bajó balbuceando pasajes de la Biblia.

Hace años leí un artículo de Vargas Llosa donde decía, en dos platos, que el fanatismo religioso y la narcodependencia eran como primos. El artículo no hacía referencia al Católico de todos los días que va a misa los domingos y que por las noches antes de acostarse lanza una oración porsia las moscas. Se refería más bien a las organizaciones “Cristianas” que van cazando reclutas a lo loco para “salvar” al mundo. Argumentaba que a esta gente les encantaban los drogadictos, porque la debilidad de carácter que los había hecho caer en las drogas los convertía en el target perfecto de su obra. Y en efecto, a la final éstos terminaban siendo los más fanáticos de todos. La razón de esto posiblemente se debe a la inseguridad inherente a la condición humana que en algunas personas es más fuerte que en otras. La gente insegura cree cualquier cosa porque les hace falta.

Pero creer no tiene nada de malo, el problema es creer lo que sea y no oírse a uno mismo.

En el Principio Dios dijo “hágase la luz” y se prendió un bombillo. Creó al hombre a su imagen y semejanza, o… ¿fue al revés? Todas las culturas han hecho a dios uno de los suyos, que soberbia. Ese es el verdadero pecado. Y el problema está precisamente en ese Babel de religiones donde todos tratan de imponer la suya, como si en el fondo eso fuese lo importante. Es ahí donde creer demasiado se convierte en un problema. Se pierde el foco y terminamos lanzándonos bombas y peleando por una parcela en el paraíso. En el fondo lo único que importa es la tolerancia. El sentido común nos dice que, o todos estamos equivocados o todos estamos en lo cierto. Independientemente de cual sea la respuesta, vamos juntos en el mismo barco.

¿Pero quién o qué es Dios? Ni idea. Yo simplemente creo que son demasiadas casualidades para ser una casualidad.

Caminé del metro a la casa mentando madre y convencido de que me había perdido el principio del juego.

Llegué a la casa 5 minutos antes del pitazo inicial.

Hay gente que se pasa la vida pidiéndole cosas a Dios, otros nos la pasamos tratando de engañar a Murphy a punta de Kabbalah.

Monday, April 19, 2010

Una Isla Feliz


Venezuela está imposible, intransitable e insoportable. El daño que este proceso le ha causado es mortal y, posiblemente, irreversible. No hace falta explicar mucho lo grave de la situación y este post no es para eso. Esto es una solución constructiva para la gente chévere como uno.

Imaginemos que por obra y gracia se llega a un acuerdo con la bonita revolución del comandante Chávez. No joderemos más si nos dejan un pedazo de tierra para vivir en paz. Margarita por ejemplo, no es una idea muy original y ciertamente es muy fantasiosa, pero imaginar no cuesta nada.

Una vez culminados los trámites frente al Ministerio Popularmente Social de Haciendas, Tierras, Terrenos y Conucos, lo primero que hay que hacer es mandar un escuadrón elite de los 300 tipos más duros de la historia liderado por supuesto, por Kurt Russell, Bruce Willis y Mitch Buchannon, para que limpien la isla de todas las mafias, malandros y terroristas que ahí habitan y hacen de las suyas desde hace tiempo. Lo sé, sería una carnicería, sabemos lo que Snake Plissken le hizo a NY y LA. En cuestión de tres días no quedará ni un Guacuco vivo.

Luego, cual arca de Noé, se procederá a popular la isla con nuestra gente. En Margarita no habrá democracia, comunismo ni socialismo. Es más, cualquier tipo de ismo será ilegal y el proselitismo político será penado con el destierro. La isla será manejada por una organización que podríamos llamar (for the heck of it) Iniciativa Dharma, cuya junta directiva estará integrada únicamente por los ciudadanos Alfa. Me explico. No todo el mundo puede ir a Margarita y quienes puedan lo harán en el siguiente orden jerárquico.

En primer lugar podrán entrar los escuálidos más escuálidos de todos, es decir, aquellas personas que nunca se comieron el cuento de Chávez. Estos serán los Alfa y la casta más alta de la isla. Los patricios del asunto. Por su superior capacidad intelectual tendrán a su cargo todas las posiciones directivas y derechos sin restricciones a la hora de procrear y reproducirse. Cada ciudadano Alfa tendrá un voto en la junta para votar en asuntos trascendentales como cúales playas serán obligatoriamente topless o cuándo aplica caipirinha y cuándo mojito. El resto de las decisiones serán tomadas por un Director Ejecutivo Supremo Eterno que podría ser, humildemente, yo. Al llegar a los 48 años sería reemplazado por mi clon de 21 al cual se les transplantaría mi cerebro.

Luego, en la jerarquía de la isla, tenemos a las personas que votaron por Chávez en el 98 pero que se arrepintieron ahí mismo. Estos serán los Beta. Podrán optar por puestos administrativos asistiendo a los Alfas o en la Gendarmerie ocupándose de la seguridad de la isla. Los Beta vía permiso especial tendrán derecho a procrear con los Alfa.

Aquellos que saltaron la talanquera luego del 11 de abril serán admitidos bajo la denominación Gama. A pesar de ser los terceros en el orden jerárquico, los Gama serán básicos para el aparato productivo de la isla. Serán los encargados de servir y entretener a nuestros turistas del imperio y el viejo mundo. Los Gama recibirán un upgrade quirúrgico cortesía de nuestros super cirujanos plásticos, quiénes andarán como perro sin amo luego de que Osmel Souza haya sido descuartizado por una misteriosa nube negra al tratar de colarse a la isla. La idea del upgrade quirúrgico es asegurarse de que nuestros turistas imperiales se encuentren con lo que creen que son los venezolanos y venezolanas. Adicionalmente, y como parte de pago por la compra de Musipan para desarrollar un nuevo parque temático dedicado al payaso pelirrojo, Mcdonald´s prestará sus servicios para un tratamiento especial. Por medio de una intervención al mejor estilo de la Naranja Mecánica se les lavará el cerebro a los Gama para que tomen, coman y respiren el lema “LAS SONRISAS SON GRATIS”. No podrán reproducirse libremente sino para reemplazarse a ellos mismos. Los Alfa tendrán derechos copulatorios sobre ellos a discreción.

Los Deltas serán los que se pasaron en la época de la reforma constitucional y se ocuparán de cualquier oficio denigrante que se nos ocurra. A éstos los ligaremos y castraremos para que no puedan reproducirse.

Los Epsilon quedaron fuera ya que la isla no encontró propósito para ellos.

En un principio, la economía de la isla estará basada en su fenomenal servicio turístico y su nueva condición de paraíso fiscal, pero eventualmente, en aras de convertirnos en una super potencia plenipotenciaria potentemente potente, pasaremos a la segunda fase productiva de nuestro plan. Reuniremos a todos nuestros científicos y abogados Alfa para que diseñen una nueva sustancia estupefaciente y psicotrópica completamente orgánica y legal, capaz de poner a volar a un elefante sin efectos secundarios. La venderemos exclusivamente en la isla y la llamaremos, y por qué no, “Soma”.

Según mis cálculos bajo este esquema la isla en pocos años estará liderando el mercado mundial. Le cambiaremos el nombre a algo mas cool como Esparta, no hay necesidad de que sea nueva puesto que ya no hay ninguna otra. Los Espartanos seremos los nuevos líderes del mundo libre. Para ese momento, Venezuela estará completamente destruida y más irreconocible que el planeta de los simios. La gente que allí habitará serán una mezcla entre orcs y los Morlocks de HG Wells. Vamos a estar claros, el chavismo hace que la gente se ponga fea, van poco mas de 10 años y son tan feos que ya parecen de otra especie. Sin duda alguna el país estará destrozado y completamente quebrado. Así pues, los nobles Espartanos pasaremos a adquirir Venezuela por la módica suma de un Bolívar (de los viejos).

Cual bandada de Libertadores le daremos su independencia a los Maracuchos. No gratis, generosos si, pendejos no. El precio de la libertad será una renta vitalicia igual a 42% de sus ganancias petroleras.

El pago de los maracuchos lo utilizaremos para cancelar la deuda externa de Venezuela, con el fin de revenderla a alguien que le pueda sacar provecho. El tema de quién podría comprar este país no es fácil. Se pensará primero en alguien como Warren Buffet o Bill Gates, Carlos Slim no, no queremos más latinos (los Espartanos no somos latinos, somos Espartanos), pero terminaremos decidiéndonos por el César González de la gente con real, nuestro billonario favorito, Richard Branson.

Sé lo que están pensando y no se me ha olvidado. ¿Pero qué hacemos con los chavistas?

Para esto también hay una solución espartana. Una vez más requeriremos de la ayuda de Kurt, Bruce, Mitch y su legión de mercenarios. Corretearán a las hordas de Morlocks hasta Caracas. Una vez en la otrora metrópolis, los arrearán hasta sendos corrales aledaños a una inmensa estructura que nuestros amigos de McDonald´s construirán para nosotros. Está inmensa estructura será una planta procesadora de un nuevo alimento altamente proteico, insaboro y de un color verduzco que producirá la gente de McD´s llamado (que diablos) Soylent Green. Creo que no hay que explicar cual será la materia prima del Soylent. ¿Pero quién rayos querrá comerse a los chavistas? Ajá! Solución espartana: El Soylent Green será expresamente para pagarle a Cuba por toda la ayuda que le prestó a Venezuela en los últimos años, ya que les gusta tanto la mierda, buen provecho!

Conociendo al amigo Branson lo primero que hará será cambiarle el nombre al país. El CEO, CFO, CIA, dueño y director supremo de las industrias Virgin, sin duda alguna bautizará a nuestra patria con el nombre de Virgenzuela. No habrá problema con el nombre ya que lo habremos registrado con anterioridad en el Registro Único Antiburocrático de Esparta y va por cortesía de la casa.

Uno de los principales intereses que el pana Rick tendrá en Vigenzuela se encuentra en Guayana. Estudios de gente que sabe han determinado que el mejor lugar del planeta para lanzar cohetes al espacio se encuentran en ese territorio. Ya para esa época Virgin Galactic la compañía de cohetes de nuestro benefactor habrá crecido lo suficiente como para necesitar su propio puerto espacial.

La siguiente pregunta del Señor Branson será ¿Ajá, pero si los cubanos se comen a todos los chavistas de mierda, entonces a quien empleo para que me ayude con las naves espaciales? Again, solución espartana. Entre Europa y América se encuentra un pequeño país nordicoide de gente bonita y sin dinero. Islandia, esa tierra que alguna vez fue establo del caballo de Thor, y fungió como el gran Hedge Fund de Inglaterra y Europa hoy en día se encuentra completamente quebrada, y en un futuro cercano inhabitable gracias a la Mega Calima del Mighty Eyjafjallajokul. Nos traeremos a los Islandeses para que se conviertan en los nuevos nativos y nativas de Virgenzuela y el gentilicio aplicable será Virgenzuelas/os.

Los Virgenzuelos y Virgenzuelas que trabajen en el puerto espacial vestirán trajes intergalácticos a lo Moonraker, los demás, nada, ya que serán enviados a la selva para reemplazar a los Yanomami. No habrá riesgo de que James Cameron los secuestre para Avatar 6.5 ya que a él también lo lanzaremos en el enorme pote de Soylent Green.

Así lograremos vivir en paz y tranquilidad, felices en nuestro mar de soma. Y si a algún vecino se le ocurre jodernos la paciencia (Colombia es contigo), cuídense, porque SOMOS ESPARTA!


Apartando la posible disputa por derechos de autor que pueda tener con los Hermanos Wayans, salvo mi responsabilidad aclarando que este brainfart salió de una conversación con una persona a la que estimo mucho y que parió el nombre “Virgenzuela”.

Sunday, April 11, 2010

Danilo somos todos


En aquella época llamarse Danilo era una verdadera cagada. Ya no importa tanto, la gente en este país tiene la memoria tan corta que 2 años después de este peo, llamarse Rosinés no va a ser ninguna tragedia.

Danilo estudiaba derecho. No era el típico estudiante de derecho de finales de los 90. Tenía una contextura maltrecha y un estilo hipoide. Flaco como una espátula, cabezón, medio calvo y con cara de adolescente. Algo como un Mr. Burns quinceañero. Jamás se cambiaba los pantalones y existía la teoría de que usaba las camisas vuelta y vuelta antes de “lavarlas”. Hablaba pestes del alcohol y las drogas, pero siempre olía a marihuana.

Se había decidido por el Derecho para atacar al sistema desde adentro. No tenía preferencia política alguna más que llevarle la contraria a la mayoría. Conocía de memoria todas y cada una de las canciones de Sabina, Serrat y Silvio. Un viaje a Europa que su abuela le regaló fue todo lo que necesitó para convertirse en el propio izquierdista socialistoide. Tres semanas con unos españoles en París y voila. Pero a pesar de su estereotipo, todo esto de la revolución bolivariana le pareció una farsa desde el principio.

Sobrevivió primer año sin morir de aburrimiento. Segundo no prometía nada en especial. Derecho Constitucional le daba especial fastidio. Ya se había anunciado la llegada de la constituyente y para él no hacía ningún sentido estudiarse una Constitución que igual iba a desaparecer.

Danilo no tenía amigos más que un grupo de gente conocido como the Beautiful People por la canción de Marylin Manson, con quienes compartía un porro de vez en cuando. De resto lo más cercano a amigos era su grupo de estudio de constitucional, la primera semana les había tocado una actividad juntos y se soportaron lo suficiente como para repetirlo. El grupo era bien variado, una pequeña muestra de laboratorio de la fauna de la Católica. Sus sesiones de estudio se prolongaban hasta tempranas horas de la mañana. Se caían a gritos hablando de política nacional e internacional. Medianamente cultos e igual de apasionados se gritaban hasta que salía el sol. Un día como cualquier otro divagaban desviándose de la materia. Quejándose de la ladilla de estudiarse una constitución que no iba a estar vigente el año que viene, alguien dijo en broma que “si Chávez no pasaba su constitución no habría que estudiarse una nueva.” El chiste se convirtió en punto luego de discutir tres horas sobre el tema. Se estudiaron la Constitución. La vieja y la nueva. Se dieron cuenta que el nuevo texto era pura paja. Que para implementar muchas de las cosas que este nuevo gobierno había prometido no hacía falta una reforma constitucional, simplemente hacer cumplir las leyes que ya existían. Su punta de lanza era el artículo 350. Era muy peligroso. Que era esa porquería de que estaba bien revelarse contra el gobierno solamente para justificar un golpe de estado fallido. A los del interior no les mataba como se trataba a la descentralización. Quizás no entendían del todo y quizás discutir algunos puntos sonaba antipático y repetitivo, si a ver vamos para un estudiante de primer o segundo año de derecho todo es inconstitucional, pero su intención era indiscutiblemente noble.

El último empujón que necesitaban lo dio un libro sobre la generación del 28 que encontraron en una biblioteca. El libro no decía nada en especial. Fueron las fotos de unos elegantes jóvenes con trajes, boinas y sombreros de paja tipo FBI de los 30, lo que realmente los inspiró. Eran jóvenes como ellos, mejor vestidos quizá, pero ciertamente jóvenes y lograron derrocar a uno de los gobiernos más despiadados que Venezuela haya tenido. Fue así que decidieron que algo tenían que hacer. Danilo era uno de los radicales. No era el líder, eso se le dejó a los que tenían mejor pinta y vena política. El era el guerrillero del asunto. Se pusieron de acuerdo y entre todos juntaron 400 mil bolos, con eso mandaron a hacer un montón de chapas que decían NO y vota No. Escribieron un manifiesto que recitaban con un megáfono en la Universidad al tiempo que repartían las chapitas. Las repartieron casi todas. De la gente que las aceptó sólo a algunos no les daba pena usarlas en público.

Definitivamente tenían que hacer algo más fuerte para llamar la atención. Necesitaban a los medios. Solamente un programa de radio les dio audiencia. Macho y no Mucho de 92.9. Fueron todos a la pequeña cabina de radio para hablar de lo inconstitucional que era el asunto. Fueron preparados para hablar de cómo esa nueva Constitución destruiría todos los esfuerzos que se habían hecho para descentralizar al país. Fueron preparados para discutir sobre las confusiones que creaba con respecto a expropiación y confiscación. Y fueron preparados para discutir las atrocidades del infame artículo 350. Eddie P. el host gay del programa los atiborró de preguntas sobre los derechos de los homosexuales en la Constitución y sobre su opinión del matrimonio entre personas del mismo sexo. Decir que quedaron ponchados es poco, la mejor poker face no hubiese logrado nada ante el terrible silencio que lleno la cabina.

Había que buscar mas gente. Llamaron la atención de los centros de estudiantes de un par de universidades y fueron invitados a discutir el asunto. Un joven partido político que buscaba justicia para todos les dio, sin involucrarse mas que para repartir franelas, un espacio para que intercambiaran ideas y planearan la próxima movida. A Danilo no le gustaban esas reuniones porque estaban llenas de Caprilitos. Según él estos Caprilitos eran jóvenes a la caza de una puerta de entrada al mundo de la política para figurar y salir en televisión. Para él, la lucha era mucho más que eso.

En la reunión, un representante de la escuela de letras de la UCAB propuso una vigilia con velas en Plaza Venezuela. A nuestro héroe le pareció una mariconada y se guindo con todos haciendo propaganda a su idea de hacer algo más contundente. Había que marchar hasta el CNE y presentarle a las autoridades un documento razonado explicando la protesta. Al final y al mejor estilo de la Guanábana, se transaron por un punto medio, vigilia el viernes y marcha el lunes. La vigilia se llevó a cabo sin mayores eventualidades. Se cantaron canciones a lo Cumbayá y se repartieron calcomanías a quienes las aceptaban en el tráfico.

El día de la marcha fue como cuando los lords escoceses embarcaron a William Wallace. Los Caprilitos no aparecieron por ninguna parte. Sus números no llegaban a 100 personas. Pocos minutos antes de comenzar a caminar apareció un autobús con 30 personas de la Universidad de Coro. Al bajarse del autobús fueron recibidos con coros y abrazos como si se tratara de héroes. Comenzaron a marchar. Todo estaba en orden, los medios los esperarían en el CNE, tenían un camión destartalado con micrófonos y cornetas, pancartas y más tricolor del que cualquier persona pudiera cargar.

A media marcha el camión se apagó. Tomó una porción grande de marchistas para empujarlo hasta su destino. La marcha era literalmente escuálida. Pero para Danilo este era su Matasiete. Andaba como loco, eufórico, por fin había logrado lo que quería, esto era lo que necesitaban para llamar la atención. Cámara en mano corría para arriba y para abajo en pleno operativo y con complejo de PTJ, como buen venezolano, organizando, dando órdenes, chequeando, tomando fotos y velando por la seguridad de sus compañeros. Había preparado un morral con una docena de potes de vinagre y había recolectado una serie de cauchos para quemar. Vale la pena acotar que los potes de vinagre se quedaron sin usar y los cauchos no ardieron. Esto fue antes del gas del bueno y, además, a alguien se le olvidó la gasolina.

Al llegar al CNE, fueron apedreados, vejados y golpeados por el típico grupito de chavistas convocado para esos fines. Hicieron un círculo frente a las puertas del edificio y, con la ayuda del camión, se atrincheraron. Danilo, quién tenía el tricolor pintado en la cara declaró ante la prensa, habló con el tono de voz que uno se imagina que Simón Bolívar tendría. Le dieron cámara y no se quedo con nada por dentro, lo dijo todo. Al terminar salieron por el lado del palacio de justicia, caminando por la acera en fila india.

Victoria. Agotado, ya en casa de uno de sus compañeros para celebrar el triunfo, Danilo abrió una cerveza helada. Sentía que estaban dando el primer paso hacia algo grande y que por primera vez tenía algo en que creer. En el fondo del salón se oía la música de El Observador. Danilo volteó y corrió emocionado hasta la televisión. Tuvo que esperar como dos propagandas hasta que llegaran al reportaje de la marcha. No le dieron mas de 10 segundos de cobertura. La única imagen de los acontecimientos fue la de él enguerrillado con la cara pintada, con un par de coreanos a sus lados pegando gritos y una voz en off que decía “encapuchados y estudiantes revoltosos manifestaron frente al CNE”.

Sintió como se le iban los tiempos, pero justo antes de explotar, se dio cuenta de la triste realidad. Eran pocos. Muy pocos. Y estaban completamente solos. Dos años después y justo antes de retirarse de la carrera, Danilo perdería las elecciones del Centro de Estudiantes contra una plancha de tinte oficialista.


De esta manera, rindo homenaje a Danilo y a todos aquellos que no llegaron a ser la generación del 99.


Este post no busca reivindicar a nadie. Nunca buscaría reivindicar a mi generación, destruimos Wall Street y nos estamos devorando la economía patria. Simplemente quiero dejar testimonio de algo que pasó en una época antes de Youtube, los mensajes de texto y las cámaras digitales. El tiempo ha pasado, pero las cosas no han cambiado.


Tuesday, April 6, 2010

Paul is a dead man


Yo no viví la época de los discos de pasta. Yo soy de la época de los minicomponentes no tan mini que traían radio, doble cassette, CD changer de 5, ecualizador y, como si fuera el frosting de la torta, una aguja en el tope. En un limbo entre el cassette y el Ipod, mi contacto más cercano con el Long Play fue cuando estuve en la Universidad. Teníamos la costumbre de estudiar siempre en la misma biblioteca de un viejo amigo que hace mucho tiempo ya no veo. La biblioteca, además de tener una colección de libros que iba desde la Puertas de la Percepción de Huxley hasta el libro de Mormón, estaba equipada con una cantidad de artefactos casi inservibles y perfectos para procrastinar hasta la muerte. Una Stratocaster a la que le faltaban dos cuerdas, VHS, Beta, equipo fotográfico y químicos de revelado con su respectivo cuarto oscuro improvisado en el baño, unas congas, el cooler con nuestra colección de cenizas y un viejo tocadiscos que venía acompañado de una caja polvorienta llena de joyas del Rock & Roll. Nuestras sesiones de estudio se convertían en largas tertulias sobre música y cine. Un día, con pocas horas antes del examen y ya bien adentrados en la hora del lobo, vino en mano y buscando excusas para distraernos del hecho de que no íbamos a terminar la materia, sacamos la caja de discos que mi amigo consideraba su mas preciado tesoro. En una época pregoogle y prewikipedia cuando las leyendas todavía corrían por word of mouth, fue que por primera vez oí un mensaje oculto en un disco de pasta. Ese disco fue The White Album de los Beatles. Al final de la canción I´m so tired John Lennon dice algo imposible de entender que, puesto al revés, suena como “Paul is a dead man miss him, miss him”. El vinyl nos habló una y otra vez confirmándonos, con más certeza cada vez, que un fantasma nos estaba revelando el secreto de la muerte de su colega. No se si era por el stress del examen, los vinos, los químicos del cuarto oscuro o la hora del lobo pero estaba asustado como pocas veces en mi vida. Era como un macabro juego de la Ouija donde nada más y nada menos, John Lennon se burlaba de nosotros desde el más allá. No pude manejar a mi casa y no pudimos estudiar más. Si el profesor hubiese preguntado cuantas personas pasaron por el roster de los Beatles no habría perdido ese verano estudiando Derecho Precesal, gracias John. Sin embargo, no me arrepiento. Esas sesiones me enseñaron más de la vida que cualquier Universidad y despertaron mi interés por temas mas trascendentales que la trabasón de la litis. Mi fascinación por los Beatles empezó ahí, tarde.

Me di cuenta que a los 21 años no sabía nada de esta increíble banda, que en un espacio de escasos 8 años sacaron alrededor de 12 álbumes de estudio , 13 EPs y 22 singles; se inventaron y reiventaron infinidad de veces imponiéndole su estilo como dogma a sus fans, invadieron al Mundo y sin duda alguna, lo cambiaron.

Me enfermé y obsesioné. El diagnóstico era obvio, Beatlemania.

Sentía una terrible envidia por la gente que tuvo la oportunidad de verlos en vivo. Una terrible envidia por no tener mi propio momento Beatle. John Lennon había muerto y ya no podría haber ni un reencuentro. Al poco tiempo de mi encuentro con el fantasma de John, George murió. Imposible.

Nunca pensé que Paul y yo coincidiríamos en Miami, ciudad que hace tantos años le abrió las puertas a los invasores de la Gran Bretaña.

El crowd era fascinante. Había de todo. Los típicos freaks de convención de comics disfrazados de distintas eras de los cuatro de Liverpool, legiones de Baby Boomers con toda su prole, Emos, Emmas, punks, gente común, gente extraordinaria, el autobús del geriátrico y hasta una pareja de Islandeses. Caminar por los pasillos del Sun Stadium era parecido a caminar por Strawberry Fields en NY, donde se escucha a gente cantando y tarareando cualquier cantidad de canciones de la banda “words are flowing just like endless rain… dada singin´ in the dead of night…and when I am away…about a lucky man who made the grade…NA NAA NAAA NANANA NAAAA.”

Apareció en el escenario vestido con una chaqueta tipo Sargento Pimienta del siglo 21. Las líneas en su cara y sus delicados rasgos de dama inglesa nos confundieron por un momento. 67 años parecían muy pesados para lo que esperábamos. Luego de tocar Venus and Mars, Rock Show y Jet, en lo que denominó el último cambio de vestuario de la noche, el Beatle dejó caer la chaqueta para así salir de su cascarón con All my Loving. En algún lugar leí que McCartney parecía poseído por el espíritu de Bruce Springsteen. Yo diría Bruce Springsteen y toda la E Street Band. Tocó 36 canciones sin parar intercaladas con humor Beatle. La ejecución de cada pieza, mas que perfecta. La banda increíble. Más de dos horas y media de viaje en el tiempo.

Un fuerte olor a hierba nos comprobó que los Baby Boomers habían desempolvado sus Bongs y pipas, y que aprobaban el rumbo que estaba tomando la noche.

Conocía muy poco su trabajo con Wings y como solista, Band on the Run, Dance Tonight, la Bondesque Live and Let Die y algunos otros clásicos. Pero Paul contaba con la ignorancia y el deseo de gente como yo. En la primera mitad del concierto se dedicó a salir de la mayoría de las canciones de la era post Beatle dejando colar algunos éxitos inolvidables como The Long and Winding Road y Something. La interpretación de esta última fue, para mí, uno de los momentos más emotivos de la noche. Introdujo la canción con una anécdota sobre un ukelele que le había regalado George. Luego, procedió a tocar la canción uke en mano (uno de los 5 instrumentos que utilizaría durante la noche) sin más acompañante que su voz, luego del primer verso y coro se empezaron a incorporar los demás instrumentos y la canción cobró todo su esplendor. En el fondo, una pantalla mostraba fotos del fallecido. Parecían sacadas de la gaveta de mesa de noche de la madre de George. Muy personales y sinceras, mostraban a un joven guitarrista que podía ser hermano o primo de cualquiera. Al terminar y justo antes de que se le cortara la nota al público, bromeó sobre cómo Frank Sinatra una vez dijo que su Lennon/McCartney favorita era Something.

Igualmente emotiva fue su interpretación de Here Today, canción que escribió como una oda a John Lennon luego de su asesinato en 1980.


Live and Let Die impresionó a todos con una fiesta de fuegos artificiales que nos cegó en pleno éxtasis. Pero el plato fuerte lo abrió con el regreso a la Unión Soviética y un bombardeo Cold War style que, entre otras, incluyó I´ve got a Feeling, Paperback Writer, Day Tripper, Get Back, Yesterday, Helter Skelter y la tan esperada y coreada Hey Jude. Cuando le tocó el turno a Let it be, los Blackberries reemplazaron lo que alguna vez hubiesen sido yesqueros, velas y pitos de marihuana.

Cerró el concierto de la mejor manera posible. Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band y The End acompañado de un atardecer ficticio que nos despidió melancólicos y satisfechos.


Leyenda Urbana, Beatle prank o cuento de carretera, no importa. Si Paul en efecto murió en un accidente de tránsito en el 66, el Sábado pasado volvió de la tumba para llevarnos al cielo. Y yo estuve ahí.


Le comenté a mi amigo Islandés de cómo mucha gente no entendía mi euforia por el concierto. Este me contestó con un simple y tajante “I don´t want to be part of this universe.”


Thursday, April 1, 2010

Adiós Scaramanga, Bienvenido Valentino [Deconstruyendo a Jaime]

Cuando Ian Fleming pensó en James Bond como un personaje que podía aparecer en el cine, siempre tuvo en mente a David Niven. Un elegante y refinado inglés de pura sepa a quien admiraba profundamente y que ya era acreedor de reconocimiento en uno de sus libros. Irónicamente, Niven rodaría solamente Casino Royale, una sátira ligeramente basada en el libro homónimo y grabada por otro estudio. Fleming nunca imaginó que el primer actor en protagonizar a su personaje sería un burdo escosés con un grueso y muy particular acento, cuyo gran logro había sido quedar tercer finalista en el Mr. Universo de 1950. Para ponerlo en perspectiva, Arnold Swarznegger fue Mr. Universo. De más está decir que Ian Fleming no estaba nada contento con la elección del estudio y, de mala gana, accedió a colaborar con la educación del infame escosés. Los conocedores dicen que el escritor trabajo arduamente en educar a Sean Connery, y que el resultado final fue una mezcla del refinamiento de Fleming y la picardía y los atributos físicos de Mr. Universo. Esta fórmula se convertiría en el standard por el cual se medirían todos sus sucesores. Ian Fleming quedó tan contento con el resultado que hasta le dio un background escocés al Comandante Bond.

Luego de Connery, quedó George Lazenby al Servicio de su Majestad. Lazenby era una especie de Sean Connery tapa amarilla, sin el saz de este último. Está fue la película en la que James se casó. Creo que no hace falta decir que esta fue la única película de la franquicia en la que George participó, de hecho, ha ayudado a este servidor a ganar un par de apuestas en cuanto al número de actores que han ostentado el preciado 007.

El episodio de Lazenby sirvió para que el estudio se diera cuenta que buscar a alguien que se pareciere a Sean Connery quizás no era la vía adecuada, así que luego de un breve regreso del original, se decidieron por un actor bastante familiarizado con el género llamado Roger Moore. Como era de esperarse Moore le dio su propio enfoque al personaje. Moore ideo un James Bond caricaturesco y poco atlético al que todo le salía bien por carambola (miren las películas de nuevo, es así). Sinvergüenza, gordito y gracias a dios mujeriego, Moore robaría el corazón, más que todo, a generaciones futuras. Lo que no quita que en EON Productions no estuviesen locos por reemplazarlo porque, vamos a estar claros, no se alejaba mucho del Super Agente 86.

Así pues, entramos en aguas turbulentas. Quiero que quede claro que Sean Connery es el mejor Bond de todos los tiempos, los dioses del cine se aseguraron de que así fuera y así será por siempre. ¿Pero, quién le sigue? Cada generación tiene su Bond. Y tengo que decir que el Bond de mi generación, digan lo que digan, fue el inmortal Timothy Dalton. The Living Daylights salió en el 87, no creo que ningún recién llegado al tercer piso pueda recordar haber visto en la pantalla grande a Roger Moore. Con Licencia para Matar fue la primera película de James Bond que yo vi en el cine. Además de la maravillosa interpretación de Dalton, esta película trajo consigo un nuevo tipo de chica Bond -que aparte de disfrutar de largas caminatas por la playa y una buena conversación frente a la chimenea, también era piloto y disparaba mejor que el mismo 007- discípula indiscutible de la inmejorable Pussy Galore.

Los productores estuvieron persiguiendo a Timothy Dalton desde que Sean Connery dejó el rol. Incluso desde antes. El papel que hizo George Lazenby originalmente se lo habían ofrecido a Dalton. No fue sino hasta 1987 que Dalton lo aceptó, no lo había hecho antes porque sentía que era muy joven para el papel y no le gustaba el rumbo que había tomado la franquicia. El hombre es un purista. Para mí, llego justo a tiempo para devolverle el edge que Connery originalmente le había dado al personaje. Lamentablemente luego de su segunda entrega Dalton decidió dejarlo para dedicarse a otros proyectos de cine, teatro y televisión.

Mucha gente opina que Remington Steele nació para interpretar a James Bond. Personalmente, y es mi humilde opinión, Pierce Brosnan fue otra caricatura de James Bond. Las películas de Brosnan resaltaron por los grandes efectos especiales y las extendidas escenas de acción. Su interpretación de 007 rayaba en lo cursi y lo trillado. En dos platos, fue lo que dio pie a la hecatombe que estaba por venir.

De las cintas que ha protagonizado Daniel Craig no hay mucho que decir. Ya ha hecho dos películas y no se sienten ni como una completa. Se les critica que al tratar de darle un twist al personaje pecaron de hacerlo desaparecer. Y a pesar de que Daniel Craig sí trae de vuelta algunos elementos de nuestro anhelado Bond original, ambas películas encajan mejor como continuaciones de The Bourne Identity que de la serie del agente 007. En resumen, nos han tenido aguantando la respiración durante dos películas esperando un simple Bond, James Bond.

Hace un par de años tuve la dicha de ver Quantum of Solace –confieso que no se como traducir el título- con mis amigos aristócratas de la (Gran) Manzana, en el cine de la 2da con 64. Al terminar la película y durante un silencio desconcertante a la espera del primer valiente que se atreviese a decir que la película de Bond fue otro festival de frustración, nos dimos cuenta que en nuestra misma fila teníamos sentado a uno de esos personajes que solamente en esa ciudad se les puede ver tan de cerca y en su estado natural. Vestido con un elegante traje blanco, guantes negros y sobre sus hombros –cual capa- un abrigo color púrpura obispo, estaba Valentino. Nuestro villano nos vio de frente mientras recogía un antiguo bastón negro y escondido tras unos lentes color sepia y un sombrero blanco de narco latinoamericano hizo un gesto de desaprobación que nos petrificó. No había más que decir.

Y de esta manera quedamos a la espera de una nueva entrega, donde el Comandante Bond pida su trago favorito preparado de la forma que más le gusta y salve al mundo, una vez más, de un villano digno como Valentino.