No duermo. Estoy agotado, pero igual no duermo. Tengo rato así. Quisiera utilizar estas horas extra que me regala el trasnocho para escribir sobre otra cosa, pero no puedo. El Firewall que tengo en mi cerebro no me lo permite. En agonía he pasado horas frente al teclado, jurando que no voy a escribir nuevamente sobre el mismo personaje. Esto me lleva, directo y sin remordimientos, al infierno de los procrastinadores, Facebook. Un Firewall piche, definitivamente.
Pues bien, en estas andanzas insomnes en la red de redes sociales, me he encontrado husmeando entre los comentarios sobre el troleo a las personas que no van a votar en las elecciones del domingo. Esta morbosa actividad me ha cobrado valioso tiempo que hubiese podido utilizar para escribir sobre lo bonita que estaba la tarde, por ejemplo. Antes de seguir, aclaro que esto no es uno más de esos comentarios, no tengo la autoridad moral para regañar ni señalar a nadie, pero tampoco me interesa defender el honor y derechos de los troleados. Además, disfruto el toma y dame. Asqueroso, lo sé.
Pues bien, en estas andanzas insomnes en la red de redes sociales, me he encontrado husmeando entre los comentarios sobre el troleo a las personas que no van a votar en las elecciones del domingo. Esta morbosa actividad me ha cobrado valioso tiempo que hubiese podido utilizar para escribir sobre lo bonita que estaba la tarde, por ejemplo. Antes de seguir, aclaro que esto no es uno más de esos comentarios, no tengo la autoridad moral para regañar ni señalar a nadie, pero tampoco me interesa defender el honor y derechos de los troleados. Además, disfruto el toma y dame. Asqueroso, lo sé.
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