I. ¿Qué es?
Elena se la pasa tratando de convertir a todo el que conoce. Cree que va a cambiar al país de uno en uno. Está convencida de que el gobierno le ha coartado sus libertades. A ella y a sus hijos. Sacrilegio. Tiene la franela que dice “Con mis hijos no te metas”, y la usa. No pierde la oportunidad de batirse con cualquier persona que represente algún tipo de autoridad. Sus víctimas favoritas, funcionarios de chaqueta roja o uniforme verde. Se da un banquete en las elecciones. Hace años, en una de tantas verbenas electorales, ya ni recuerda cuál, Elena decidió aplicársela a uno de los soldaditos del Plan República. Lo agarró desprevenido mientras hurgaba con la punta del FAL en un matero, en franca cacería de un tuqueque.
—Joven, ¿no cree usted que el país está mal encaminado con este señor?
—Bueno yo no sé señora, pero ahora hay más libertad.
—¡¿Qué qué?! ¿Cómo es eso mijo?
—Mire: Antes, si uno orinaba por ahí, en la calle, venía la policía y lo llevaba a uno detenido. Eso, o mínimo te daban una tunda de palos. Ahora, uno puede oriná donde sea y nadie dice nada. ¿Ve? Más libertad.
Elena se la pasa tratando de convertir a todo el que conoce. Cree que va a cambiar al país de uno en uno. Está convencida de que el gobierno le ha coartado sus libertades. A ella y a sus hijos. Sacrilegio. Tiene la franela que dice “Con mis hijos no te metas”, y la usa. No pierde la oportunidad de batirse con cualquier persona que represente algún tipo de autoridad. Sus víctimas favoritas, funcionarios de chaqueta roja o uniforme verde. Se da un banquete en las elecciones. Hace años, en una de tantas verbenas electorales, ya ni recuerda cuál, Elena decidió aplicársela a uno de los soldaditos del Plan República. Lo agarró desprevenido mientras hurgaba con la punta del FAL en un matero, en franca cacería de un tuqueque.
—Joven, ¿no cree usted que el país está mal encaminado con este señor?
—Bueno yo no sé señora, pero ahora hay más libertad.
—¡¿Qué qué?! ¿Cómo es eso mijo?
—Mire: Antes, si uno orinaba por ahí, en la calle, venía la policía y lo llevaba a uno detenido. Eso, o mínimo te daban una tunda de palos. Ahora, uno puede oriná donde sea y nadie dice nada. ¿Ve? Más libertad.
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