Quedan pocos días para el 7 de octubre. Ya no hay necesidad de explicar la importancia de la fecha, quien no la entienda —sin ánimos de sonar como el innombrable—, simplemente, no es venezolano.
En lo que queda de campaña debemos tener temple de acero y mucha inteligencia para no caer en las trampas cazabobos del Chavismo. Lo único que le queda al Presidente de la República es tratar de desacreditar a su rival pues es claro que no se encuentra en condiciones para ir puerta por puerta y, aunque pudiese, tras 14 años de retraso, corrupción, miseria y muerte, no tendría nada que enseñar.
Con el voto no es suficiente. Hay que hacer sacrificios. El que tenga dinero que lo aporte. El que no tenga que lo recoja. El que tenga carro que lleve gente. El que no tenga que los convenza. Quien viva lejos, que viaje. Jóvenes y no tan jóvenes a volcarse sobre las mesas como testigos para defender los votos. O simplemente, ponerse a la orden.
Nuestros políticos tendrán que hacer sacrificios también. El reciente episodio con Juan Carlos Caldera es el ejemplo perfecto de lo que podemos esperar de la campaña del gobierno en los escasos días que quedan. A pesar de que la respuesta de Henrique Capriles tuvo la contundencia requerida y que la explicación de Caldera fue suficiente como para no manchar al candidato, se requerirá de otros sacrificios políticos de terceros indirectamente ligados al asunto. El municipio Sucre, específicamente, Petare, ha sido cabeza de lanza en la campaña de nuestro Flaco. Estoy seguro que no hay plan de dejarlo desatendido pero, previo salto de talanquera de William Ojeda, queda clara la intención del gobierno para este punto neurálgico de la campaña. Se va a requerir de un cuarto bate para poner orden y asegurar Petare. Lanzando nombres al aire, Carlos Ocariz sería invencible en su casa. Miranda no tendría problema pues ya tiene gobernadora. Es cierto que lo principal es la campaña presidencial, pero este problema debe ser atendido y resuelto para evitar que un juego perfecto se convierta en no hit no run.
Con votar no es suficiente, tenemos que echar el resto. No por nada en un maratón se guardan energías para el final. En el remate está el triunfo.
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