En aquella época llamarse Danilo era una verdadera cagada. Ya no importa tanto, la gente en este país tiene la memoria tan corta que 2 años después de este peo, llamarse Rosinés no va a ser ninguna tragedia.
Danilo estudiaba derecho. No era el típico estudiante de derecho de finales de los 90. Tenía una contextura maltrecha y un estilo hipoide. Flaco como una espátula, cabezón, medio calvo y con cara de adolescente. Algo como un Mr. Burns quinceañero. Jamás se cambiaba los pantalones y existía la teoría de que usaba las camisas vuelta y vuelta antes de “lavarlas”. Hablaba pestes del alcohol y las drogas, pero siempre olía a marihuana.
Se había decidido por el Derecho para atacar al sistema desde adentro. No tenía preferencia política alguna más que llevarle la contraria a la mayoría. Conocía de memoria todas y cada una de las canciones de Sabina, Serrat y Silvio. Un viaje a Europa que su abuela le regaló fue todo lo que necesitó para convertirse en el propio izquierdista socialistoide. Tres semanas con unos españoles en París y voila. Pero a pesar de su estereotipo, todo esto de la revolución bolivariana le pareció una farsa desde el principio.
Sobrevivió primer año sin morir de aburrimiento. Segundo no prometía nada en especial. Derecho Constitucional le daba especial fastidio. Ya se había anunciado la llegada de la constituyente y para él no hacía ningún sentido estudiarse una Constitución que igual iba a desaparecer.
Danilo no tenía amigos más que un grupo de gente conocido como the Beautiful People por la canción de Marylin Manson, con quienes compartía un porro de vez en cuando. De resto lo más cercano a amigos era su grupo de estudio de constitucional, la primera semana les había tocado una actividad juntos y se soportaron lo suficiente como para repetirlo. El grupo era bien variado, una pequeña muestra de laboratorio de la fauna de la Católica. Sus sesiones de estudio se prolongaban hasta tempranas horas de la mañana. Se caían a gritos hablando de política nacional e internacional. Medianamente cultos e igual de apasionados se gritaban hasta que salía el sol. Un día como cualquier otro divagaban desviándose de la materia. Quejándose de la ladilla de estudiarse una constitución que no iba a estar vigente el año que viene, alguien dijo en broma que “si Chávez no pasaba su constitución no habría que estudiarse una nueva.” El chiste se convirtió en punto luego de discutir tres horas sobre el tema. Se estudiaron la Constitución. La vieja y la nueva. Se dieron cuenta que el nuevo texto era pura paja. Que para implementar muchas de las cosas que este nuevo gobierno había prometido no hacía falta una reforma constitucional, simplemente hacer cumplir las leyes que ya existían. Su punta de lanza era el artículo 350. Era muy peligroso. Que era esa porquería de que estaba bien revelarse contra el gobierno solamente para justificar un golpe de estado fallido. A los del interior no les mataba como se trataba a la descentralización. Quizás no entendían del todo y quizás discutir algunos puntos sonaba antipático y repetitivo, si a ver vamos para un estudiante de primer o segundo año de derecho todo es inconstitucional, pero su intención era indiscutiblemente noble.
El último empujón que necesitaban lo dio un libro sobre la generación del 28 que encontraron en una biblioteca. El libro no decía nada en especial. Fueron las fotos de unos elegantes jóvenes con trajes, boinas y sombreros de paja tipo FBI de los 30, lo que realmente los inspiró. Eran jóvenes como ellos, mejor vestidos quizá, pero ciertamente jóvenes y lograron derrocar a uno de los gobiernos más despiadados que Venezuela haya tenido. Fue así que decidieron que algo tenían que hacer. Danilo era uno de los radicales. No era el líder, eso se le dejó a los que tenían mejor pinta y vena política. El era el guerrillero del asunto. Se pusieron de acuerdo y entre todos juntaron 400 mil bolos, con eso mandaron a hacer un montón de chapas que decían NO y vota No. Escribieron un manifiesto que recitaban con un megáfono en la Universidad al tiempo que repartían las chapitas. Las repartieron casi todas. De la gente que las aceptó sólo a algunos no les daba pena usarlas en público.
Definitivamente tenían que hacer algo más fuerte para llamar la atención. Necesitaban a los medios. Solamente un programa de radio les dio audiencia. Macho y no Mucho de 92.9. Fueron todos a la pequeña cabina de radio para hablar de lo inconstitucional que era el asunto. Fueron preparados para hablar de cómo esa nueva Constitución destruiría todos los esfuerzos que se habían hecho para descentralizar al país. Fueron preparados para discutir sobre las confusiones que creaba con respecto a expropiación y confiscación. Y fueron preparados para discutir las atrocidades del infame artículo 350. Eddie P. el host gay del programa los atiborró de preguntas sobre los derechos de los homosexuales en la Constitución y sobre su opinión del matrimonio entre personas del mismo sexo. Decir que quedaron ponchados es poco, la mejor poker face no hubiese logrado nada ante el terrible silencio que lleno la cabina.
Había que buscar mas gente. Llamaron la atención de los centros de estudiantes de un par de universidades y fueron invitados a discutir el asunto. Un joven partido político que buscaba justicia para todos les dio, sin involucrarse mas que para repartir franelas, un espacio para que intercambiaran ideas y planearan la próxima movida. A Danilo no le gustaban esas reuniones porque estaban llenas de Caprilitos. Según él estos Caprilitos eran jóvenes a la caza de una puerta de entrada al mundo de la política para figurar y salir en televisión. Para él, la lucha era mucho más que eso.
En la reunión, un representante de la escuela de letras de la UCAB propuso una vigilia con velas en Plaza Venezuela. A nuestro héroe le pareció una mariconada y se guindo con todos haciendo propaganda a su idea de hacer algo más contundente. Había que marchar hasta el CNE y presentarle a las autoridades un documento razonado explicando la protesta. Al final y al mejor estilo de la Guanábana, se transaron por un punto medio, vigilia el viernes y marcha el lunes. La vigilia se llevó a cabo sin mayores eventualidades. Se cantaron canciones a lo Cumbayá y se repartieron calcomanías a quienes las aceptaban en el tráfico.
El día de la marcha fue como cuando los lords escoceses embarcaron a William Wallace. Los Caprilitos no aparecieron por ninguna parte. Sus números no llegaban a 100 personas. Pocos minutos antes de comenzar a caminar apareció un autobús con 30 personas de la Universidad de Coro. Al bajarse del autobús fueron recibidos con coros y abrazos como si se tratara de héroes. Comenzaron a marchar. Todo estaba en orden, los medios los esperarían en el CNE, tenían un camión destartalado con micrófonos y cornetas, pancartas y más tricolor del que cualquier persona pudiera cargar.
A media marcha el camión se apagó. Tomó una porción grande de marchistas para empujarlo hasta su destino. La marcha era literalmente escuálida. Pero para Danilo este era su Matasiete. Andaba como loco, eufórico, por fin había logrado lo que quería, esto era lo que necesitaban para llamar la atención. Cámara en mano corría para arriba y para abajo en pleno operativo y con complejo de PTJ, como buen venezolano, organizando, dando órdenes, chequeando, tomando fotos y velando por la seguridad de sus compañeros. Había preparado un morral con una docena de potes de vinagre y había recolectado una serie de cauchos para quemar. Vale la pena acotar que los potes de vinagre se quedaron sin usar y los cauchos no ardieron. Esto fue antes del gas del bueno y, además, a alguien se le olvidó la gasolina.
Al llegar al CNE, fueron apedreados, vejados y golpeados por el típico grupito de chavistas convocado para esos fines. Hicieron un círculo frente a las puertas del edificio y, con la ayuda del camión, se atrincheraron. Danilo, quién tenía el tricolor pintado en la cara declaró ante la prensa, habló con el tono de voz que uno se imagina que Simón Bolívar tendría. Le dieron cámara y no se quedo con nada por dentro, lo dijo todo. Al terminar salieron por el lado del palacio de justicia, caminando por la acera en fila india.
Victoria. Agotado, ya en casa de uno de sus compañeros para celebrar el triunfo, Danilo abrió una cerveza helada. Sentía que estaban dando el primer paso hacia algo grande y que por primera vez tenía algo en que creer. En el fondo del salón se oía la música de El Observador. Danilo volteó y corrió emocionado hasta la televisión. Tuvo que esperar como dos propagandas hasta que llegaran al reportaje de la marcha. No le dieron mas de 10 segundos de cobertura. La única imagen de los acontecimientos fue la de él enguerrillado con la cara pintada, con un par de coreanos a sus lados pegando gritos y una voz en off que decía “encapuchados y estudiantes revoltosos manifestaron frente al CNE”.
Sintió como se le iban los tiempos, pero justo antes de explotar, se dio cuenta de la triste realidad. Eran pocos. Muy pocos. Y estaban completamente solos. Dos años después y justo antes de retirarse de la carrera, Danilo perdería las elecciones del Centro de Estudiantes contra una plancha de tinte oficialista.
De esta manera, rindo homenaje a Danilo y a todos aquellos que no llegaron a ser la generación del 99.
Este post no busca reivindicar a nadie. Nunca buscaría reivindicar a mi generación, destruimos Wall Street y nos estamos devorando la economía patria. Simplemente quiero dejar testimonio de algo que pasó en una época antes de Youtube, los mensajes de texto y las cámaras digitales. El tiempo ha pasado, pero las cosas no han cambiado.
Excelente!Me recuerdo de esa marcha.Ahora somos mas.
ReplyDeleteMuy bello homenaje a los que participaron de ese movimiento, sin olvidar a los verdaderos precursores (los del 28).
ReplyDeleteLa historia es cíclica y el problema de los venezolanos - como bien lo señalas- es la "corta memoria". Al final comentas que tú generación destruyó Wall Street y se está devorando la economía patria.... La generación del 28 también cometió errores; tantos que dieron paso al mandatario actual.
Al llegar al punto más bajo del ciclo, siempre se puede subir con sacrificio y esfuerzo. No debemos olvidar nunca que "Querer es poder"
Suben y bajan Nick, las cosas suben y bajan, pero al final,nos vamos a quedar los buenos, con los emmos y las Emmas. Ya se esta formando una generación con mas suerte que la del 99, no tan sola, mas fuerte y preparada. Y la del 99 se puede preparar tambien. Están vivitos y coleando....y jovencitos....yet! asique aprovechen, antes de llegar al hoyo! Me gusta esto de la pagina blog y del post..
ReplyDeleteRaul me encanto este post!!!
ReplyDeleteRreconocemos muchos momentos realizados por ustedes. Y hay que seguir entre ingenio y critica `escribièndolas, siempre, como haces, fijàndote en el estilo
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