Thursday, December 30, 2010

El rostro del delito

A todos nos ha pasado. Compraste un nuevo teléfono. Tras horas de luchar para salvar la base de datos de tu viejo aparato (quien sobrevivió galantemente a los peligros que asechan en Ciudad Gótica), te das cuenta que no conoces a nadie en tu lista de contactos. “Ah, debe ser que Luis se lo regaló a la novia o que Jorge, el muy tacaño, lo vendió.” Pues no, estás equivocado. Los integrantes de esa lista bien podrían ser los más buscados por la Petejota (CICPC). Se roban los celulares y ni siquiera los venden, son para ellos o para la jevita.

Como podrán imaginar, también me ocurrió a mi. Al actualizar mis contactos, donde debían aparecer los nombres de mi abuela y de la tía Julia, se leía: Yornick y Yeimy, respectivamente. ¡Qué descaro! Y lo peor de todo, para agregar insulto a la injuria, ambos personajes tuvieron el tupé de preguntarme: “Kien eres?” Hay que tener las bolas bien cuadradas. Antes de mentarles la madre y eliminarlos de mis contactos para siempre, grabé las fotos de sus perfiles en mi teléfono. Las grabé para algún día vengarme, para algún día someterlos al escarnio público, para algún día desenmascarar a los machotes que tuvieron el valor de despojar a una octogenaria de su teléfono celular. Ese día ha llegado. A continuación, el rostro del delito.

Advertencia: Imágenes fuertes

Yeimy

Yornick

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