A propósito de lo ocurrido el 26 de septiembre, un breve comentario. Breve porque ya en otros medios y en otros blogs el tema ha sido cubierto con mayor abundamiento por gente que sabe de estas cosas muchísimo más que yo. Pero es por esa misma razón que me sentí obligado a lanzar un par de letras al infinito cibernético.
El domingo pasado ocurrió lo que la mayoría se imaginaba iba a pasar. No fue ninguna sorpresa. A pesar de que en el momento todo el mundo pensó que salimos peor de lo que esperábamos, al ver los porcentajes todos confirmamos que no estábamos engañados como en pasados procesos. Todos sabíamos que el juego estaba arreglado, pero el hecho de que el resultado fue exactamente el que se esperaba nos deja claro que por fin la oposición (Resistencia, Alianza o cualquier otro nombre que denote fuerza with a hint of cool) tiene el grip sobre la realidad del país.
En los próximos meses la asamblea reinante correrá para aprobar cuanta ley tengan en el horno y a nombrar jueces serviles a la revolución. Lo triste del caso es que lo harán a sabiendas de que más de la mitad del país le acaba de decir que no al “proyecto” de Chávez (una vez más) y está pidiendo un cambio de estrategia. Se harán de oídos sordos y atenderán al mandato del Gran Jefe.
El único pronóstico que me atrevo a hacer, es que en la nueva asamblea la piedra de tranca serán los diputados del chavismo en vez de los de la oposición. ¿La razón? Simple, mientras los diputados oficialistas fueron seleccionados por Chávez para mantener el status quo, los de la oposición fueron escogidos por el pueblo para intervenir y forzar un cambio para dirigir al país en la dirección que tienen 12 años esperando.
Pero entonces ¿sería correcto afirmar que los diputados de la oposición son más importantes que los de Chávez? En mi opinión si. Por dos razones, la obvia y la olvidada. La obvia es ese 52% de Venezuela que votó por ellos y les otorgó un mandato para que los representaran en la gran asamblea de accionistas del país. Representan más y esto lo deberían tener en cuenta sus rivales antes de antagonizar por antagonizar. La otra razón es la olvidada. La preparación de los asambleistas de oposición los convierte en una amenaza para los tirapiedras sin educación ni experiencia que conforman el bloque rojo. Hace unos días dije que el rating de ANTV iba a subir por los cielos cuando empiece a funcionar la nueva asamblea, pero pensándolo mejor, estoy seguro que será otro canal que pronto saldrá del aire cuando empiece a perjudicar la popularidad del gobierno. El gran triunfo del domingo pasado es haber logrado posicionar a sus representantes en el terreno adecuado para medirse públicamente con sus pares oficialistas. No me queda duda que ese 52% irá creciendo día a día.
Es muy probable que el próximo paso del gobierno sea admitir que son minoría pero que, confirmando las aspiraciones mesiánicas del gran líder, el pueblo venezolano está equivocado y debe ser liberado con la espada de Bolívar o cualquier paja que se le asemeje.
En un mundo feliz Tina Turner sería presidente (presidente y no presidenta, porque yo sí soy rebelde carajo) y las disputas se arreglarían en el Thunderdome, donde “entran dos y sale uno.” Robert Serra en una reciente entrevista en Venevisión dijo que la oposición era minoría. Yo tengo un problema con ese comentario y me gustaría arreglarlo según las reglas de la presidente Tina, preferiblemente con un martillo gigante.
El domingo pasado ocurrió lo que la mayoría se imaginaba iba a pasar. No fue ninguna sorpresa. A pesar de que en el momento todo el mundo pensó que salimos peor de lo que esperábamos, al ver los porcentajes todos confirmamos que no estábamos engañados como en pasados procesos. Todos sabíamos que el juego estaba arreglado, pero el hecho de que el resultado fue exactamente el que se esperaba nos deja claro que por fin la oposición (Resistencia, Alianza o cualquier otro nombre que denote fuerza with a hint of cool) tiene el grip sobre la realidad del país.
En los próximos meses la asamblea reinante correrá para aprobar cuanta ley tengan en el horno y a nombrar jueces serviles a la revolución. Lo triste del caso es que lo harán a sabiendas de que más de la mitad del país le acaba de decir que no al “proyecto” de Chávez (una vez más) y está pidiendo un cambio de estrategia. Se harán de oídos sordos y atenderán al mandato del Gran Jefe.
El único pronóstico que me atrevo a hacer, es que en la nueva asamblea la piedra de tranca serán los diputados del chavismo en vez de los de la oposición. ¿La razón? Simple, mientras los diputados oficialistas fueron seleccionados por Chávez para mantener el status quo, los de la oposición fueron escogidos por el pueblo para intervenir y forzar un cambio para dirigir al país en la dirección que tienen 12 años esperando.
Pero entonces ¿sería correcto afirmar que los diputados de la oposición son más importantes que los de Chávez? En mi opinión si. Por dos razones, la obvia y la olvidada. La obvia es ese 52% de Venezuela que votó por ellos y les otorgó un mandato para que los representaran en la gran asamblea de accionistas del país. Representan más y esto lo deberían tener en cuenta sus rivales antes de antagonizar por antagonizar. La otra razón es la olvidada. La preparación de los asambleistas de oposición los convierte en una amenaza para los tirapiedras sin educación ni experiencia que conforman el bloque rojo. Hace unos días dije que el rating de ANTV iba a subir por los cielos cuando empiece a funcionar la nueva asamblea, pero pensándolo mejor, estoy seguro que será otro canal que pronto saldrá del aire cuando empiece a perjudicar la popularidad del gobierno. El gran triunfo del domingo pasado es haber logrado posicionar a sus representantes en el terreno adecuado para medirse públicamente con sus pares oficialistas. No me queda duda que ese 52% irá creciendo día a día.
Es muy probable que el próximo paso del gobierno sea admitir que son minoría pero que, confirmando las aspiraciones mesiánicas del gran líder, el pueblo venezolano está equivocado y debe ser liberado con la espada de Bolívar o cualquier paja que se le asemeje.
En un mundo feliz Tina Turner sería presidente (presidente y no presidenta, porque yo sí soy rebelde carajo) y las disputas se arreglarían en el Thunderdome, donde “entran dos y sale uno.” Robert Serra en una reciente entrevista en Venevisión dijo que la oposición era minoría. Yo tengo un problema con ese comentario y me gustaría arreglarlo según las reglas de la presidente Tina, preferiblemente con un martillo gigante.
Estoy de acuerdo y creo y espero que suceda algo mas. En cuanto al femenino en ciertos cargos tampoco me gustan
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