Thursday, May 13, 2010

Ani, I’m pregnant


¿Saben el tipo que se para en la cola del cine vestido de Darth Vader? Bueno… yo no soy ése, yo soy el que está en frente.
Mi primera memoria de cine es haber visto el Retorno del Jedi en el Teatro del Este con mi madre. Tenía como 3 o 4 años, así que solamente tengo algunos flashes de la película. Jabba the Hutt, la muerte de Yoda, los Speeders en la luna de Endor y, no sorpresivamente, la pinta de esclava de Leia Organa en su bikini intergaláctico. La Guerra de las Galaxias (A New Hope) y el Imperio Contraataca las vi ambas en Beta. Imperio grabada de Cine Millonario y la otra de parabólica. 
Poco más tarde, durante mis días de entusiasta del Cine Nipón, descubrí gratamente que no solamente Lucas había utilizado varias técnicas de dirección del Maestro Kurosawa, sino que también había basado el guión ligeramente en una de sus películas, La Fortaleza Escondida (Kakushi toride no san akunin). Todos esos elementos que nos parecen inolvidables y característicos de la Trilogía, los puntos de vista panorámicos, los cortes entre escenas y hasta el casco de Darth Vader, entre otros, son prestados del cineasta japonés.
Un Samurai Western Intergaláctico, mezcla magistral de mis géneros favoritos.
Luego tuve la oportunidad de ir a ver el Imperio Contraataca en el Cine Altamira cuando salió remasterizada. Ir al teatro del Altamira era toda una experiencia, se podía fumar y hasta pasar cervezas encaletadas. La pantalla era gigante y se vivía en eterno terror por el probable desprendimiento de uno de los ventiladores del techo. Una de esas salas de cine en extinción —y extinta ya— por la llegada de los cines multiplex.
Convencí a mis amigos para ir a verla y fue una catástrofe, ninguno aguantó más de la mitad de la película. Sacrilegio, ellos no entendían. Para mí este era el abrebocas de lo que se avecinaba y yo estaba salivando.
Cuando George Lucas decidió relanzar la franquicia, atndí al llamado obedientemente sin hacer muchas preguntas. Las dos primeras películas no me aportaron nada especial. Episodio I me pareció una película regular para niños y el Ataque de los Clones era más bien una novela rosa vomitiva estilo Twilight.
Tenía todas mis esperanzas puestas en la tercera, esa que marcaría el nacimiento del temible Darth Vader. Conseguí entradas al estreno. Por ser estreno mundial, la primera función sería a la medianoche. Pocas veces había estado tan emocionado por una cinta.
Mientras hacía la cola con la pobre víctima, que en un gesto de lealtad sin precedentes, me acompañó al estreno, sentí una densa y pseudoasmática respiración a mis espaldas. Admito que por una milésima de segundo tuve una sensación escalofriante. Al voltear, ahí estaba Lord Vader en persona. Me le quedé viendo sorprendido. Sin mediar palabra, hizo una leve reverencia con la cabeza para hacerme saber que me reconocía como uno de los suyos y con un movimiento Jedi de su mano me ordenó que pasara a reclamar mi entrada. Lo sorprendente de esta escena no era el gordito vestido de Darth Vader, sino la reacción —o más bien, falta de de la gente alrededor, como si se tratara de algo normal, algo que veían todos los días. Y probablemente lo era. “Este gordito está en el cine vestido de Darth Vader, en CARACAS ¿y nadie se ríe? ¿nadie se burla?” En ese momento tuve una revelación, “soy un nerd.”
La película fue toda una desilusión. Aparte de un par de escenas de acción divertidas y ver a Yoda desmembrando clones, había algo en el guión que la hacía ver infantil y tonta. No es que los guiones de las originales fueran geniales, pero supongo que los rollos de 35 mm les daban cierta crudeza y carácter. En estas nuevas entregas entre el CGI y el uso de cámaras de video en HD no podía dejar de sentir que estaba viendo dibujos animados.
Pero lo que me mató, no fue la patética actuación de Hayden Christenssen, el grito de Tarzán de los Wookies al atacar a los clones o los carros voladores estilo Cadillac, lo que me mató fue una escena a escasos minutos de comenzada la película. Padme Amidala se acerca a Anakin Skywalker, luego de que este fuese felicitado por el séquito de políticos jala mecate de Palpatine, y le dice “Ani, I’m pregnant.” ¿Ani, I’m pregnant? ¿Qué carajo es eso? ¿No podía decirle algo más elegante como “I’m with child?” ¿O sugerirlo sutilmente al final de la película con un closing shot (à la Kurosawa) de Padme viendo al horizonte acariciando su barriga bien montada y dejarlo de ese tamaño? Mientras entregas anteriores nos dieron frases célebres como la lapidaria “No, I’m your father” Episodio III nos dejó con "Ani, I´m pregnant.” Como si se tratase de 90210 o Gossip Girl. En tres palabras la Venganza de los Sith nos resume lo que yo he estado tratando de decir con mil palabras. Se hizo sin ganas.
Al salir del cine en lo único que podía pensar era en el pobre Vader achicharrado. No el de la película, sino el que tenía sentado tres filas más atrás. Quien por honrar a su personaje favorito no habría comido ni una cotufa ni ido al baño en las 2 horas 30 que estuvimos viendo las masturbaciones* intergalácticas de George Lucas.
Pasó de ser un director innovador, de aquella banda de rebeldes que desarrollaban nuevas tecnologías para poder contar historias increíbles, a uno de esos que hacen películas para enseñar la tecnología que ya tienen. Pissing competition, avaricia, no importa. Quizás sea hora de que Lucas pase la antorcha, o la apague para siempre.  

[Disclaimer: Esto no quiere decir, que cuando Facebook me pregunte mi religión no vaya a poner Jedi. A lo mejor es que yo no entendí el punto de la película. Para mí, La Guerra de las Galaxias, era sobre las aventuras de un piloto mercenario que perseguía princesas en bikini por los confines del Universo, junto a su perro, y una legendaria nave espacial llamada Halcón Milenario.]

*Mis disculpas, pero hace nada vi una expresión parecida en un “artículo” en aporrea.com y tuve que usarla.

3 comments:

  1. No se ni que edad tenía cuando me converti en una fanática perdida de la trilogía de la Guerra de Las Galaxias. Se convierte en una osbesión. Uno las goza y las vive. Si la trilogía es buena se debe que dar ahí. En trilogia! El Padrino, El Señor de los Anillos, Indiana Jones hasta la tercera donde coronó con Sean Connery. Despues...la cuarta...no. Terminator.... Harry Potter puede ser la excepción que confirma la regla. Pero esa es casi ya una serie. Todavía aguanta aunque ya dirás que no, que si esto o lo otro. Es buena!! Pero en fin, una serie de peliculas se debe quedar en tres! Mas es pavoso. Los temas pierden calidad e interés y se pierde el sentido inicial de la película. Como diria una amiga, "La ambición es el camino de la perdición!"

    Me gusto el post. Además es una pelicula para pasado, presente y futuro!

    Ah! y parte del encanto del cine Altamira, que no era encanto sino terror de que se terminara de caer despues del terremoto con cualquier temblor. Y quedaramos tristemente aplastados.Esa era la amenaza constante. Afirmación negada por los interesados.

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  2. Y las ratas del Cine Altamira donde las dejan? Pero debo decir que a mi el lobby me parecía lo máximo! Era como entrar a ver una película en los años cuarenta.
    Yo tambien fui uno de esos que fue a medianoche a ver la película (pero la que vi a las 12 fue Episodio 1) y me encontré con la grata sorpresa que habían cuatro con capas de Lord Vader, dos con light swords y una Princesa Leia. Al terminar la película parecía un golpe de estado. Esa gente estaba lista para quemar la pantalla al mejor arranque Shoshanna en Inglorious Basterds. Jar Jar Binks es algo que jamás ha debido existir.

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  3. Cierto lo de las trilogias. Creo que el principio general debería ser escribir primero y despues hacer las películas. No "escribir" un guión para hacer la continuación.
    No se como me brinqué las ratas, tan autóctonas como las del metro de NY.
    A mi la verdad me hacen bastante falta mis cines: Altamira, Obelisco, Broadway, Trebol, etc... Un viaje en el tiempo.

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