Sunday, April 28, 2013

La solvencia y el miedo

Aquel lunes, a eso de las ocho de la mañana, cruzaba la plaza Altamira para tomar el Metro. Estaba trasnochado, el día anterior había trabajado una jornada de 16 horas. Hace rato que las elecciones dejaron de ser ocasiones en las que la familia se reúne para comer parrilla y caerse a gritos; ahora se trabaja, no importa el bando. El sueño había llegado tarde, y con un dejo verdaderamente agridulce. Pero no había lugar para modorra, ni resaca electoral. Tenía que patear calle, correr a sacar una solvencia de servicios para poder registrar la venta de un inmueble. Esas cosas en las que los abogados se han venido hundiendo últimamente, embarrados entre la gestoría y la jurisprudencia de taquilla. Ahora todo requiere una solvencia, ese pedazo de papel que certifique que no le debes nada a nadie.

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Wednesday, April 10, 2013

No por teléfono


Jaime evita el contacto telefónico. Va un poco más allá. No habla una palabra si tiene un celular en frente, no importa que esté apagado.

Nos citamos en un café de Los Palos Grandes. Mientras disfruto un marrón, me doy cuenta de que un tipo da vueltas tratando de robar mi atención. El hombre es de baja estatura, con restos de pelo rojizo coronando una calva reciente,y lleva una percudida camisa blanca con distintos bolígrafos en el bolsillo del pecho. Al hacer contacto visual se acerca. Trastabilla con una serie de palabras de las que, entiendo, debería formarse una pregunta: “¿Tienes celular?”.

Le miento. El hombre se sienta. Trae consigo un preciado secreto. Evidentemente, Jaime no es su nombre. La paranoia no le permite publicidad, mucho menos un ápice de cordura.



Saturday, April 6, 2013

El coraje en la memoria


Una vez le pregunté a Francisco Suniaga por qué pensaba él que la extraordinaria historia de la locura de Diógenes Escalante había sido un hecho poco conocido por los venezolanos. Luego de revolver su café, y meditarlo por un segundo, respondió: “Porque en Venezuela, como decía Betancourt, los escándalos se suceden con demasiada rapidez, y un escándalo sucede al otro. Además, la locura de Escalante, en principio, fue manejada de manera muy discreta por la familia y por la prensa de la época. En esta época, no te hubieras salvado. Entonces: porque la familia lo manejó con discreción, porque lo sacaron del país, porque inmediatamente después ocurrieron cosas mucho más importantes, la revolución de octubre, el gobierno de Gallegos, el golpe contra Gallegos, la muerte de Delgado Chalbaud… es demasiada vaina para un solo país. ¿No crees?”