Tuesday, February 22, 2011

Ayer fue mi cumple


Confieso que siempre le he tenido terror a que mi cumpleaños pase por debajo de la mesa. Que al levantarme por la mañana esperando el acostumbrado enhorabuena, mi gente me trate como si fuera cualquier hijo de vecina y que transcurriera todo el día como si estuviese pintado en la pared. A las 12:01, anunciaría con el guarapo aguado, que ayer fue mi cumpleaños. Una fantasia masoquista que me ha perseguido desde el huevo o la gallina. Pero peor, mucho peor, es estar en el papel de quien no recuerda el cumpleaños de un ser querido. Pues me acaba de pasar, aunque no se trata de un ser y todavía no he decidido si lo quiero. Ayer se cumplió un año de la publicación del primer post en este blog. Ayer cumplió años Nixon Vega. Bueno... eso no es del todo cierto, Nixon Vega es más viejo que el blog. Los orígenes del señor Vega se remontan a, por lo menos dos años. La verdad, eso tampoco es cierto. Nixon Vega fue bautizado hace dos años, pero tiene, por lo menos, seis años dando vueltas en mi cabeza.

Nixon Vega de la Vega, un personaje criollo atrapado en el extranjero, con suficientes conocimientos de cultura pop como para ocultar, temporalmente, su humilde pasado y fallas idiosincráticas; fue el personaje principal del primer cuento que escribí. Mejor dicho, el primer cuento que terminé. Ese cuento no lo encontrarán en el blog y solo unos pocos (privilegiados) han posado sus ojos sobre él. Nixon Vega no es un alter ego ni tampoco un pseudónimo, no es más que la voz que encontré para surtir este blog de… lo que sea. Lo de International Man of Misery si era una referencia directa a mí mientras estaba viviendo en el extranjero, añorando, paradójicamente, nuestra miserable y amada tierra. Admito que varias veces he estado a punto de cambiar el nombre, el proveedor, la dirección, de cerrarlo para abrir uno nuevo y/o asesinar al Sr. Vega; pero de hacerlo quizás caería de nuevo en el circulo vicioso de la incertidumbre, ya que, todavía no sé de que va este “proyecto.” En fin, dejémoslo de ese tamaño y que siga la habladera de paja.

Feliz cumpleaños, Molly Ringwald. Tarde pero seguro.  

Monday, February 14, 2011

Regreso a Ciudad Gótica



En una época multicolor, ciertamente muy distinta a esta, un eminente profesor nos contaba sobre una maravillosa ciudad donde gobernaba el irreductible imperio de la ley. Una ciudad sin corrupción ni hampa. Caracas, la ciudad del hombre justo. Lamentablemente, decía el profesor, en su más cercana vecina, Ciudad Gótica, la historia era completamente distinta. Los ciudadanos de Gótica estaban sometidos por la inseguridad de sus calles y por la podredumbre de un gobierno corrupto al que poco le interesaba el progreso de la sociedad gotiqueña.

Hoy, de encontrarme con el emérito profesor, le comentaría que Ciudad Gótica se quedó corta. A sus peligrosas calles puede agregarse el gobierno de Nottingham, donde un implacable y regresivo recolector de impuestos drena a sus indefensos habitantes en beneficio de quienes detentan el poder. Además, le hablaría de los poderosos empresarios de Metrópolis, quienes a través de sus conexiones con la administración pública, planean dominar al mundo, o al menos, al país.

Y es que más allá de las páginas de los comics y de las novelas de caballería, la mayoría de los días nos encontramos en medio de una tragedia Orwelliana, atrapados entre 1984 y una Rebelión en la Granja, donde un “Gran Hermano” nos bombardea con su ideología, al tiempo que nos espía y unos cochinos nos tratan de imponer su ineficiente y pasado de moda esquema de gobierno. Es agotador.

Cansado y aburrido de tanta necedad, me largué por un par de años en busca de aventura y novedad. El extranjero me trató muy bien. Estudié, trabajé y formé una familia. Mucho más de lo que esperaba, ordene mi vida y mis ideas. Pero después de un tiempo me comenzó a atormentar una idea que golpeaba mi cabeza como cincel a la piedra. Encontré lo que estaba buscando cuando me fui: una razón para volver.

Un miércoles cualquiera, recibí un email de despedida de uno de los directores legales de la compañía donde trabajaba. Se trataba de un abogado brasilero quien había tenido una exitosa carrera en la empresa y que había decidido regresar a su país para desarrollar un proyecto personal.

En la carta, el abogado carioca nos relataba sobre su juventud en Brasil. Hablaba sobre tiempos duros que parecían nunca acabar. Contó como los mayores repetían incesantemente a los jóvenes, que tuvieran paciencia, que Brasil era “el país del futuro.” Harto de esperar al dichoso futuro, el joven abogado decidió ir a buscarlo en otro lado. Partió a los Estados Unidos con su título de abogado bajo el brazo y se embriagó con el sueño americano. Fue exitoso. Narró todo lo que el país y la compañía habían hecho por el y su familia. Dio agradecimientos como si de los Oscar se tratase. Y luego, en un giro literario perfecto, dijo: “Pero ahora, el futuro ha llegado.” Punto y aparte.

Al terminar de leer la carta tenía la piel de gallina. ¡Una verdadera historia de éxito! ¡Un regreso triunfal! “¿Cuando nos llegará nuestro futuro?” me pregunté. Entonces, un pensamiento me estremeció como un escalofrío. Recordé lo que los mayores repetían incesantemente a los venezolanos de mi generación: “Esta vaina, la van a tener que arreglar ustedes.”

Esa carta me dio claridad en cuanto al siguiente paso. Volver a donde soy realmente útil.

Los cambios no se generan por osmosis solo porque son justos o necesarios.

El regreso me presentó a una ciudad de pocas luces, pero con mucho corazón. Para quienes quieran verlas, quedan semillas de esperanza en nuestro pequeño conuco quemado. Hay una generación de gente, más joven que yo, que parece entender la magnitud de cruzada que han heredado.

Mientras esperamos que aparezca Bruno Díaz para que componga este rollo, podemos empezar por quedarnos y representar, por regresar y traer de vuelta nuevas ideas en cabezas frescas. Nuestra sola presencia descompensa a los Guasones que nos gobiernan.

No necesitamos excusas para quedarnos a defender lo que es nuestro. Razones sobran y cada quien conoce la suya. A mi, últimamente, me mueve la idea de, un día, poder decirle a mi hija: “Tranquila, quédate aquí, porque ESTE, tu país, es el país del futuro.”

Thursday, February 10, 2011

Tululo III


Existe un extraño sentimiento que se encuentra entre el deja vu y los celos, cuando nos encontramos con alguna obra que describe exactamente lo que sentimos en un momento determinado o que simplemente parece tratarse de una fotocopia de nuestra imaginación. Me ha pasado con películas, canciones de Bob Dylan y recienntemente con la novela de Nick Hornby, High Fidelity. Hoy me llegó por e-mail un texto escaneado de algún periódico español escrito por Francisco García Pérez y publicado en su columna "Lo que hay que oir" el 27 de abril de 2006.

A continuación, una crónica que debí escribir yo. Aplica para Andalucía igual que para Sabaneta de Barinas y Machurucuto.


"La profesora echó un vistazo por el ventanuco desde el que se divisaba una esquina de La Caleta de Cádiz. Daba clase en un colegio de la provincia, y, aunque era sevillana cerrada, los gaditanos le encantaban. Encima de la mesa de su estudio, unos cien exámenes para corregir. No se dejó invadir por la pereza, se sirvió un té frío y se sentó a la tarea. Antes, una última ojeada a la luz inmensa sobre el mar.

Los ejercicios, 4.º de la ESO, trataban sobre las lenguas peninsulares y alguna cuestión de cultura general que había conseguido ir metiendo con calzador a los chavales: un poco de arte, unas pinceladas de historia.

Leyó el primero: «Los versos utilizados en España antes del Renacimiento eran, mayormente, el dodecaedro y el octoedro». ¡Virgen Santa del Rocío! Tachó la respuesta, pero incorporó un «jajajá» con el rotulador rojo en el margen. No se desmoronó. En el tercero de los folios, se afirmaba literalmente: «El euskera es una lengua bilingüe». Se quitó las gafas, se masajeó las sienes: no podía ser cierto. Pero lo era, porque, según otro alumno: «El euskera se cree que llegó del Cáucaso [sic] con una familia de inmigrantes». Y todo ello, claro, escrito en lo que quería ser un andaluz fonético. Por ejemplo: «El gallego es de origen griego derivado del latín», que aparecía como «er gayego e dorihen jriego deribao der latín».

De pronto, una respuesta le hizo fijar su atención de modo especial: «Tululo III». Allí estaba, como contestación a la pregunta número 12. «Tululo III». ¿Tululo Tercero?, se preguntó, ¿pero cuándo hablé yo de un Tululo Tercero? ¿Qué habría entendido aquella alma cándida? Preocupada, repasó la lista de reyes, de papas. ¿Tululo Tercero? ¿Acaso había querido decir Tululo Tres? Es posible, pero ¿quién es Tululo Tres, en todo caso? Ya está, pensó, este elemento metió aquí a algún cantante de moda o a algún personaje de «Gran hermano», a algún Camilo Sesto moderno, armándose un taco. Se preparó otro té, más frío aún. Sonrió recordando aquel gazapo de un periódico que puso como pie de foto «Inocencio Díez» bajo una reproducción del retrato velazqueño del Papa Inocencio X.

Ahí fue cuando se le encendió la bombilla. Recordaba, en efecto, haber explicado algo de pintores famosos en una de las clases. Recordó enseguida que había insistido mucho en que prestaran atención, que aquello iba a ser asimismo materia de examen, que guardaran silencio. Sí, incluso había llevado diapositivas al aula. La intuición le fue creciendo dentro como un irresistible golpe de mar. Algo tenía que ver el «Tululo III» de los demonios con aquella jornada. Algo, pero qué. Agitada, fue en busca de la cartera donde guardaba las preguntas del examen que había puesto. Encontró la de marras y aún quedó más perpleja. La había formulado así: «Escribe el nombre de algún pintor francés famoso». Y Tululo III ¿qué tenía que ver con eso? Ella misma fue repasando en su memoria los artistas franceses: Monet, Manet, Pissarro, Sisley, Morisot, Delacroix, Renoir, Cézanne, Gauguin.

Cuando cayó en la cuenta, hubo de sentarse de golpe en el sofá. Aquella clase se le vino al punto, imagen tras imagen, palabra tras palabra: «A ver, niños, hoy vamos a estudiar a un pintor muy bohemio y muy bueno que se llama Toulouse Lautrec». Y, claro, ¿cómo pronuncia esa frase una sevillana adoptada por Cádiz? Muy sencillo: «Vamo a estudiá a un pintó mu bohemio y mu güeno que ze yama Tululotré». Y el niño, sabedor de Felipes III, de Carlos III, de Abderramanes III, de tanta gente que ha sido III en la historia, no tuvo duda al copiar en su cuaderno el nombre del artista: «Tululo III». ¡Ole y ole, chaval!"

Sunday, February 6, 2011

Unplugged

Un Bucare en Macondo

No entiendo como le hace Yoani Sánchez. Es más, me produce una gran admiración. Estuve un mes y pico sin Internet en mi casa y no fui capaz de postear absolutamente nada en el blog. Esta mujer, Yoani, con las autoridades tras su pista y la conectividad picapiedrense de la isla es capaz de mantener su blog actualizado al pelo. Visitar su blog es increíble. Sus artículos producen miles de comments, esto es, miles de comments literalmente. En un solo post tiene más comentarios que el número de gente que ha visitado este blog. Es todo un suceso mediático y con razón. Está tan comprometida con la causa que cuando no puede guindar los posts ella misma, los dicta por teléfono y cuando no tiene acceso a un telefono, los envía hasta con paloma mensajera (este último, mi aporte a la leyenda urbana). En cambio, uno se queda sin Internet y end of the road.

Pero en fin, luego de luchar a muerte contra la CANTV e Intercable (esa es otra historia que algún día contaré), ya volví al siglo 21 y a la super autopista de la información.

Hablando de desconectarse, este último fin de semana salí de Caracas. Suena como cualquier cosa, pero tomando en cuenta que no he salido de Caracas en dos años (porque vivía en el imperio), considero que fue un viaje importante. Menos mal que la CIA volvió a asignarme a Venezuela.

El tema de los huecos es ajeno a nadie, transitando por las carreteras venezolanas se siente uno como Mad Max, esquivando huecos y pedazos de carros quemados. Ni hablar de la fauna. A los pilotos solo les falta la pinta de cuero sadomasoquista para entrar al Universo del Guerrero del Camino.

Felizmente, reporto que me encontré con menos rojo y menos propaganda gobiernera de lo esperado. En efecto, parece que la información que nos proporcionó nuestro agente infiltrado es correcta. No queda duda, se dio la orden de deslindar al incumplimiento de promesas del comandante supremo y su revolución.

El destino era un viejo pueblito perdido en los valles de Aragua, un lugar que he visitado por años y que se ha convertido en el Macondo de mi historia y que, por razones de seguridad, no voy a nombrar. Que carajo, el pueblo se llama Güiripa. Total, la CIA me pide reportes detallados.

Hoy en día es difícil vivir la experiencia macondiana de Güiripa, ya que, se ha malandreado mucho y la revolución ha entrado con todo. Entre esas cosas que uno trata de convencerse que no pasan y que son cuentos de tía, están las fulanas clases de adoctrinamiento socialista, comunista, chavista o como se le llame. Conversamos con una familia donde tres de sus cuatro miembros asistían dos veces por semana a las sesiones de dos horas. Al final del mes, siempre que hayan asistido a todas las sesiones, cada persona recibe 400 bolos (to my friends at Langley 400,000 Bolivars, that is). Es decir, nuestra familia amiga recibe una renta de 1.200 bolos mensuales por ser consecuentes con las enseñanzas del hermano amargado de Groucho. 1.200 bolívares para una familia en la Venezuela rural es bastante. Corrijo, 1.200 bolívares en la Venezuela de hoy es bastante.

Aparte de la angustia que representa la posibilidad que a esta gente se le cuele algo de pensamiento comunista en esas clases, a las que asisten por un impulso plenamente capitalista, los Bucares de Güiripa siguen floreciendo igual que siempre. Es más, viajar por Venezuela, sigue siendo lo mismo que hace dos años, excepto que hoy, uno se lo piensa dos y tres veces antes de tocarle corneta al malandro de la camioneta de enfrente cuando bota basura en la carretera. No vaya a ser que se tomen en serio lo de la CIA y traten de adoctrinarlo a uno, a punta de plomo.

Saturday, February 5, 2011

La Curva de la Vieja

Un cuento de carretera sobre espantos y damiselas en desgracia. Para leer mi último escrito en Prodavinci hacer click en el siguiente link Carolina duerme sola